LA FERIA || Día de rezar

LA FERIA || Sr. López

*** Día de rezar

Como bien sabe usted, las señoras del lado materno-toluqueño, eran católicas todo-terreno, cien grados ‘proof’, y la Jefa de Administración y Disciplina del campo de adiestramiento en que fue domesticado su texto servidor, no era la excepción. Semana Santa eran espejos tapados, radio apagada (no había televisión), pelota confiscada y oficios en el templo. No lo pasaba uno tan mal, no se crea.

Sin embargo, un año, milagrosamente, el paterfamilias (en español se escribe junto), convenció a su dulce dama de hierro de ir a Veracruz, ¡de vacaciones! Una vez juramentada la prole de guardar el secreto ante cualquiera del lado materno hasta el tercer grado de parentesco, se emprendió el viaje en que este menda, conoció el mar.

Salió mal la cosa. La combinación de prácticas piadosas, playa y sol, no resulta y este menda regresó muy regañado por su adiestradora, por sus irrefrenables miradas a tanta señora y señoritas también, en traje de baño (completo, Jantzen, no había bikini, monokini ni hilo dental, que con su exhibicionismo de carnicería, vinieron a arruinar el ‘sex appeal’). Como sea, Semana Santa y Veracruz, no combinaron. No hay que mezclar. Dejemos eso.

No es queja, es una inocua confidencia: qué difícil es escribir cuando los políticos descansan, porque los días santos hasta ellos los respetan (no por piadosos), y la escasez de pifias dificulta encontrar algo que merezca unos teclazos.

Que antier platicaron por teléfono la señora del segundo piso y Mr. Clairol, no es tema y menos cuando ninguno dijo de qué hablaron, aunque el Trump informó en su propia red social, que tuvo una “muy productiva llamada con la presidenta de México”; y como lo que hace la mano, hace la tras, la dama del bastón de mando de chocolate puso en X (twitter), que la llamada “fue muy productiva”. Veremos (o no).

Tampoco da para mucho que el señor manos chicas de la Oficina Oval, antier también, anunció aranceles al aguacate mexicano (a partir del próximo 14 de julio). Da la impresión de que ya le tomó gusto a tronarle los dedos a doña Sheinbaum. No se da cuenta de que la dama de Palacio, con la estrategia de la buena matrona tenochca, tratarlo con respeto, hablarle bonito, darle por su lado, le va ganado el pleito (Jinping, ponte abusado), porque como sea, a trancas y barrancas, lo va domando, la cosa es no retarlo, que sería como picarle en mal lugar a King Kong… mejor no, así que le siga, no vaya a ser que el Copetón ponga al de Macuspana en la lista de los más buscados… (no es por dar ideas).

Solo por no dejar, le comento que ayer el parlanchín de la Casa Blanca, dijo ante reporteros: “Nosotros (EEUU) somos una tienda grande y hermosa, y todos quieren un pedazo de ella. China la quiere. Japón la quiere. México, Canadá, esos dos, viven de nosotros, sin nosotros, no tendrían país. Y todos quieren un pedazo (de tienda)”.

Añadió porque su pasión es oírse: “Pero ellos siempre tienen derecho a no hacerlo (no comprar en su tienda). Así que pueden decir: ‘Bueno, no lo queremos, así que no vamos a comprar allí. No vamos a comprar en la tienda de EU’. (Pero) nosotros tenemos algo que nadie más tiene, y ese es el consumidor estadounidense” (sí, pero con mayores precios gracias a los aranceles, a ver cuánto se le cae el consumo interno).

Algo van a tener que hacer en los EEUU con este tipo. Lo menos, decirle que los EEUU vienen a hacer su súper acá, en México. Ellos nos compran más de lo que nosotros les compramos; el año pasado ellos importaron de México, más de 505 mil millones de dólares, y México les compró 334 mil millones de dólares.

De verdad algo tienen que hacer con este ignaro (sin tilde). No hay relación entre sus aranceles y lo que les compramos. Que no sea tontito. Sus tarifas son para que nos compren menos, no al revés, con el detalle de que mientras haya tratado de libre comercio, no se puede. Y si le sale eso de que no nos vendan (tiene que estar loco), que le vaya avisando a ese abarrote tan chiquito que parece se llama ¡Walmart!, que en México tiene el 35% de todas sus tiendas en el mundo -más de 2,600-, y vende muchísimos productos comprados allá, en los EEUU.

Otro detalle es que son las inmensas empresas yanquis las primeras que no quieren aranceles ni acabar con el T-MEC. Le menciono unas pocas: General Motors; Ford Motors; PepsiCo, con 100 años en México que exporta a EEUU y otros 119 países; Pfizer la más diversificada farmacéutica del mundo, en México desde 1960; AT&T telecomunicaciones y componentes aeroespaciales, en México desde 1936; Praxair, líder mundial de gases industriales, en México desde hace unos 30 años; UTC, equipos para la industria militar y  UTC Aerospace Systems, el mayor proveedor del mundo en el sector aeroespacial, ambas en México desde el 2000. Honeywell, productor de componentes aeroespaciales, en México desde 1936.

Este Trump no sabe (ya que le gusta el póker), que tiene malas cartas, a menos que crea que es posible regresar a EEUU las empresas yanquis que desde la firma del TLC en 1999, a diciembre del año pasado, han invertido en México poquito menos de 329 mil millones de dólares. ¿Pensará que muy compungidos los inversionistas de su país, van a abandonar esa monstruosa cantidad de dinero acá, nomás porque anda trompudo?

Eso sin contar las inversiones de BlackRock, la mayor inversionista en la Bolsa Mexicana de Valores, accionista principal en Cemex, Femsa (Coca-Cola), América Móvil, Grupo Alfa y dueña de toda la cartera de activos de Citibanamex, cuando era de Citigroup, que en 2018 compró por alrededor de 34,000 millones de dólares.

Don Manos Chicas es Presidente del país más poderoso del mundo, sí, pero en ese país la propiedad privada y las empresas, son sagradas porque el tío Sam es lo único que respeta, el dinero (y las bombas atómicas).

Igual: si se saliera con su capricho, ya se va a enterar que acá no tenemos que aprender a ser pobres y sus ciudadanos, eso ni lo imaginan. ¡Éntrele don Trump!

¿Ya ve?, por mezclar. Ya no lo distraigo, es día de rezar.