Artículo Único / Angel Mario Ksheratto
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Turismo vetado
Solo era cuestión de tiempo, para que Chiapas entrase a la retórica desesperada del que manipula el fundamentalismo norteamericano; la “recomendación” para evitar que los
gringos pisen suelo chiapaneco, no la midió el Departamento de Estado del país del norte, frente a las condiciones de inseguridad en Tamaulipas, Veracruz, Michoacán, Nuevo León, Tabasco u otro estado donde la violencia es en grandes proporciones.
Se basó en las precarias condiciones de libre tránsito y movilidad; en la falta de autoridad para garantizar la buena estancia de los turistas. Nuestros vecinos, como los turistas de todo el mundo y el resto del país que viajan a Chiapas, suelen contratar paquetes restringidos, principalmente en tiempos. Todo medido; todo en momentos específicos; una agenda apretada con recorridos ajustados.
Aquí eso es imposible: bloqueos interminables, retenes ilegales para exigir cuotas, carreteras destrozadas, mal y lento servicio en hoteles y restaurantes, precios elevados en transporte local, centros turísticos abandonados, agresividad de manifestantes… en fin toda una serie de factores que afectan la meticulosidad y seguridad del viajero estadounidense.
No eran temas ajenos a la obligada responsabilidad de la autoridad local. Inercias, conformismo, soberbia, indiferencia, ineptitud, incapacidad, juntos para llevar al turismo a una crisis que agrava seriamente la ya destruida economía estatal.
La exigencia de garantizar el libre tránsito, de hacer cumplir las draconianas leyes creadas contra los grupos que hicieron de los bloqueos su modo vivendi, fue olímpicamente desoída por el gobierno del Estado. El constante pedido de redoblar la vigilancia carretera para evitar asaltos, no solo al turismo sino a los chiapanecos, nunca, jamás fue atendido.
Por otro lado, hubo una y mil voces que exigieron medidas restrictivas contra quienes abusan del turismo; desde el taxista que cobra precios desorbitantes a los viajantes, hasta hoteleros que en fechas específicas, alteran exageradamente sus precios. Ahí está, por ejemplo, Puerto Arista, donde por una habitación pulguienta, con cama de catre, cobran hasta el doble de lo que cobraría un hotel de cuatro estrellas en Cancún o Acapulco.
Nadie, absolutamente nadie ha hecho algo al respecto. Las dependencias encargadas de hacer lo conducente, han hecho caso omiso a los llamados. Y he ahí, los resultados. Que el gobierno norteamericano clasifique a Chiapas como un estado evitable, puede ser una brutalidad de su presidente —que ha mostrado claros signos de antimexicanismo, de xenofobia y racismo—, pero es también el cascabel en el pescuezo del gato que desnuda una realidad que aquí, lo ha estado siempre, por desgracia.
Ante esto veremos, otra vez, indiferencia, cuando no, oportunismo. Ya veo al secretario de Turismo, Mario Uvence Rojas, preparando sendas “giras para promocionar el turismo” en Europa, Asía, África y cualquier otra parte del mundo, “para revertir los efectos” de la medida trumpista. Ya veo a otros secretarios solicitando recursos extraordinarios para garantizar lo mejor a los turistas no provenientes de USA.
Pero en realidad, todo seguirá igual. Todo, a menos que en lugar de recurrir a medidas torpes e irresponsables, los funcionarios se pongan a trabajar seriamente para reintegrar la confianza a los visitantes nacionales y extranjeros.
La pregunta es si quienes deban hacerlo, lo hagan… ¡Y lo hagan ya! La respuesta es casi segura: les seguirá valiendo un cacahuate. Capacidad, nunca la han tenido; amor a Chiapas, ni un solo momento; solo al dinero fácil y mal habido.
Desde esa perspectiva, se puede decir que Donald Trump, vuelve a parecer un fracasado en sus pretensiones. Su estridencia, a los funcionarios chiapanecos, les hizo lo que el viento a Juárez. En ese contexto, ya no sabemos quién es peor: si el que prohibió a sus conciudadanos visitar Chiapas, o los malos chiapanecos que provocaron la ira del sátrapa.
En tales condiciones, lo ideal sería una reacción sensata, sabia, inteligente. Lo ideal. Repito: lo ideal. Pero a éstas alturas del partido, mucho tememos que sea todo lo contrario o lo peor, que les siga valiendo un bledo. El turismo, que es fuente principal de ingresos financieros a Chiapas, ha sido duramente golpeado.
Primero, por malos funcionarios y segundo, por la bocota de un presidente gringo que con razón o sin ella, aprovecha las circunstancias para basar sus desesperados actos para afianzarse internamente.