Héctor Estrada / Columna

En la Mira /  Héctor Estrada

Tiempos de definiciones y traiciones consumadas en Chiapas 

Fueron más las especulaciones y el show politiquero generado durante las últimas semanas con miras a la definición de las candidaturas y plataformas electorales para que finalmente el escenario electoral quedara como se había advertido desde varios  meses atrás. Si bien aún queda espacio para algunos procesos jurídicos, el espectro parece más que determinado.

La resolución de Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), mediante la que se aprobó la viabilidad de la candidatura común para el PRD, PAN, Movimiento Ciudadano, Chiapas Unidos y Mover a Chiapas, así como la “reintegración” del PVEM a la coalición con el PRI y Nueva Alianza, ratificó con el tiempo lo que tanto se había anticipado más allá del juego de adivinanzas y manipulación mediática bajo consigna.

Desde septiembre de 2017 voces calificadas al interior de las cúpulas nacionales lo habían sentenciado; la candidatura de Roberto Albores Gleason por la coalición PRI-PVEM-PANAL, la de Rutilio Escandón por Morena-PT y el uso del frente conformado por PAN-PRD-MC como puerta de salida alternativa para el verdadero candidato de Manuel Velasco Coello eran prácticamente inevitables. Habían de por medio muchos intereses, caprichos, deslealtades y hasta temores irreconciliables.

Aún con los señalamientos que acusan a Rutilio Escandón como una imposición solapada por el propio Andrés Manuel, en acuerdo con Velasco Coello, y las voces antagonistas que aluden su falta de “carisma” y errores de formas (más que de fondo), la realidad es que Escandón Cadenas ha sido el aspirante que menos contratiempos ha enfrentado durante el proceso electoral vigente. Los acuerdos que permitieron la tersa definición para la candidatura de Morena y la guerra intestina entre verdes y rojos le han dejado el camino menos sinuoso.

A Roberto Albores Gleason le ha tocado enfrentarse al aparato gubernamental estatal. Aunque su candidatura fue orquestada y fraguada desde el centro del país por la cúpula priista que hoy gobierna México, el hijo de Albores Guillén ha tenido que hacer frente al sabotaje sistemático desde todos los frentes operados por Manuel Velasco. Supo desde hace mucho que era un personaje incómodo y el obstáculo principal para que el gobernador chiapaneco impusiera a su candidato dentro de la misma coalición que lo llevó a la gubernatura.

Del otro lado está el frente conformado por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, acompañados por los partidos locales creados y operados por el gobierno de Velasco Coello. Ahí la candidatura no está definida oficialmente, aunque el candidato parezca más que obvio. El nuevo frente está listo para hacer el trabajo para el que fue maquilado desde hace bastante tiempo: arropar al candidato del gobierno estatal y abanderar los verdaderos intereses de Manuel Velasco.

Para que el nuevo frente partidista verdaderamente aspire a contender por el relevo sexenal necesitará de un desmantelamiento absoluto y la migración total del Verde en Chiapas, con todo lo que implica. Pero el asunto no es tan sencillo. Buena parte de los programas para el condicionamiento del voto con los que funciona la “estructura operativa” del Verde son federales y, adivine usted hacía que candidato serán direccionados con o sin la venía del gobierno local.

Para operar la candidatura del Frente partidista el gobierno de Velasco tendrá que hacer uso de los recursos acumulados y re direccionados mediante manejos irregulares durante los últimos años. Para eso fueron “ahorrados” y deberán estarse aplicando de manera desproporcionada durante los siguientes meses si la intención es realmente ganar la contienda. De lo de la renuncia masiva de alcaldes está en veremos.

La mayoría de los ayuntamientos en Chiapas están gobernados por el PRI y el PVEM. Por ley, quienes aspiren a ser reelectos sólo pueden hacerlo mediante los mimos partidos que los postularon, y una renuncia significaría inmediatamente su imposibilidad para contender, además de perder la inmunidad ante inminentes acciones en contra de sus administraciones. No es una decisión sencilla que seguramente hará reflexionar a muchos antes de dar pasos en falso.

Los tiempos se están agotando y las advertidas traiciones (en todos los frentes) se han consumado. Los intereses del PRI están ya sobre los hombros de Roberto Albores, los de Andrés Manuel y la familia Coello sobre los de Rutilio Escandón y los Manuel Velasco sobre los de su leal amigo y operador, ya lejos de un partido que, incluso, ha decidido ser sacrificado por su único gobernador en funciones… así las cosas.