Artículo Único / Angel Mario Ksheratto Flores
La soledad de Manuel
No salió precisamente como lo tenía previsto; el avasallamiento previo de los disminuidos partidos políticos locales, no le alcanzó más que para jugar con los escasos recursos que se tuvieron para lograr un propósito: garantizarse impunidad y, de cualquier forma, mantener el control transexenal.
Al final del affaire, los candidatos del gobernador Manuel Velasco Coello, quedaron fuera de las boletas para sucederle, pese al impresionante despliegue de miles de presuntos simpatizantes y a onerosos gastos a costa del erario, sometido a una severa crisis desde que asumió el actual mandatario quien, en un zarpazo improvisado, intentó culpar —¡cinco años después!— a su antecesor, Juan Sabines, sobre el que pesan sospechas de corrupción.
Sin Eduardo Ramírez Aguilar y Enoc Hernández Cruz, como prospectos para cubrir su retirada, el gobernador hubo de recular en todas sus aspiraciones, bajo intensas presiones, amenazas y advertencias subrepticias del gobierno federal; contra su voluntad, se le incluyó en la lista de candidatos plurinominales al Senado, lo que lo forzaba a dejar el poder. A la par vinieron llamados de atención sobre el escandaloso desvío de recursos financieros.
Estaba claro que Enrique Peña Nieto, José Antonio Meade y Aurelio Núñez, no estaban dispuestos a tolerar una traición que irremediablemente, les arrastraría, no solo a la derrota, sino a un futuro incierto. Porque aunque Andrés López Obrador, en su caracterización de mesías redentor, ha dicho que no perseguirá los actos de corrupción cometidos por Peña Nieto, el temor de ser llevado a los Tribunales junto con sus secuaces, prevalece en virtud de la dimensión de sus delitos.
De hecho, la tabla de salvación que Velasco Coello ha tenido frente a sí, es su alianza con el candidato de MORENA. El pacto fue sencillo: promover el voto a favor de AMLO en Chiapas, siempre y cuando, el candidato ganador para la gubernatura fuese Eduardo Ramírez. Aparte está el apoyo financiero a la campaña del tabasqueño, quien accedió imponiendo a un candidato débil para pagar así, los favores ofrecidos y recibidos.
Descubierta la prevaricación, el mundo se le derrumbó al gobernador Velasco. Sus relaciones con los aspirantes que nunca entraron en sus planes sucesorios, estaban rotas; a José Antonio Aguilar Bodegas, ahora candidato de la alianza PAN-PRD-MC, intentó levantarle un expediente penal para sacarlo del camino de su delfín, justo cuando se dio cuenta que el tapachulteco, tenía amplias y reales posibilidades de ganar. Se ganó a un adversario fuerte.
A Roberto Albores Gleason, trató de cerrarle el paso con intrigas ante el CEN del PRI y el presidente Peña Nieto. A través del exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, hizo saber al presidente mexicano una serie de desvaríos del priísta. Cuando finalmente no pudo con la imposición, aceptó una alianza partidista, pero al poco, ordenó desbaratarla para debilitar al senador con licencia.
Con Rutilio Escandón, del partido de AMLO, no tuvo pleito evidente, pero ordenó asfixiarlo financieramente. De los millones que en promoción que le ministraban a Escandón, no hay noticia certera, pero sin recursos, la campaña de éste se vino al piso, de tal manera que solo figura en encuestas a modo; “cuchareadas”, como suele decir Andrés López.
Así, sin candidato que le garantice impunidad, queda a la deriva. A nivel federal, si llegare a ganar Meade Kuribreña, seguramente, se las va a cobrar caro. Anaya, no le perdonará el jugueteo que hizo con el candidato de la alianza que encabeza y tampoco olvidará las campañas de desprestigio que en su contra, se desataron desde los vericuetos de la casa de gobierno.
Si ganare AMLO, tendría una sola oportunidad, siempre que logre que la mayoría de chiapanecos, vote por el morenista, lo cual se antoja complicado, en virtud del rechazo a la imposición dentro de MORENA de candidatos manuelistas.
Las candidaturas de Sasil de León y Eduardo Ramírez, lejos de garantizar votos a Andrés López, le dejan en la orfandad, en el menosprecio generalizado. No obstante, será un parámetro para determinar si la cauda de admiradores del tabasqueño es real, o simple blof. De la derrota o el triunfo de los candidatos impuestos, dependerá en mucho, la credibilidad de éste.
Mientras tanto, Manuel Velasco permanecerá en el desamparo; solo a la espera de un milagro, para evadir la justicia que, sin duda, le alcanzará, dados sus malos movimientos políticos. Aparentemente, sigue manteniendo el control político, pero si lo vemos con objetividad, depende solo de los pocos favores que le debe el redentor de la izquierda desnaturalizada.
La soledad le llegó a MVC, antes de lo previsto. Y sin ninguna previsión inmediata, es muy probable que al término de su gestión, le persigan el escándalo, la exigencia de justicia, la devolución de recursos sustraídos al Estado y, quizá la cárcel. ¿Lo habrá meditado con seriedad? ¿Sigue pensando que el estado de Chiapas es su pilmama alcahueta? ¡Quién sabe!