Héctor Estrada / Columna

En la Mira / * Héctor Estrada

Manuel Velasco se jugará el futuro con Morena

Al inicio del actual sexenio pocos se hubieran imaginado que la principal apuesta de Manuel Velasco Coello para relevarlo en el cargo iba a estar en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y los pactos con Andrés Manuel López Obrador, que, si bien, hoy le ofrecen inmunidad con el triunfo del tabasqueño, han sido la causa principal del peligroso rompimiento con la cúpula de Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el proyecto de Enrique Peña.

El espacio plurinominal en el Senado de la República ofrecido al mandatario chiapaneco no se trataba de un premio a su militancia, sino una salida decorosa para su malograda administración gubernamental. Las últimas dos semanas han sido una verdadera pesadilla para Velasco Coello, colocado entre encrucijadas y decisiones inaplazables que podrían definir su futuro próximo.

Para Enrique Peña, Meade y Nuño ya no hay duda alguna que Manuel ha pactado con López Obrador. El tiempo ha entregado al “Grupo Atlacomulco” las pruebas de lo que tanto se negaron a aceptar desde hace un par de años. Velasco, mediante su indiscreto abuelo, había construido una salida alternativa a su proyecto personal y el de sus alfiles en caso de que las cosas en la alianza PRI-PVEM no saliera conforme lo planeado.

Para Peña Nieto Manuel Velasco es un traidor consumado. Las listas de candidaturas han esfumado las pocas dudas que aún quedaban. Las candidaturas al Senado para Sasil de León Villard (amiga entrañable del mandatario y su madre), Eduardo Ramírez Aguilar, (amigo y principal carta política de Velasco) y la suplencia en el Senado para su propio abuelo, Fernando Coello Pedrero, son ya pruebas irrefutables de lo que sucede y evidentemente sucederá en la jornada electoral venidera.

En las principales fórmulas electorales de Morena Velasco ha colocado a piezas clave de su gobierno como lo son: el ex titular del Poder Judicial, el ex presidente del Congreso (también ex Secretario General de Gobierno y dirigente estatal del Verde) y a la operadora de su principal programa asistencialista. Del otro lado, en la coalición PRI-PVEM, el gobernador chiapaneco ni siquiera ha podido meter las manos.

Con los enconos y resentimientos ardiendo al interior del priismo por las evidentes traiciones, Velasco Coello sabe perfectamente que el triunfo de Roberto Albores en Chiapas y José Antonio Meade a nivel federal representan un escenario de verdadera incertidumbre para su tranquilidad, aunque le hayan prometido lo contrario. Morena en Chiapas se ha convertido en su verdadera garantía de impunidad y continuidad para él, su familia y sus alfiles. Nadie imaginó que votar por morena significaría finalmente votar por Velasco.

Por eso la semana pasada se convirtió en los días más cruciales para el gobernador Chiapaneco. Tenía de frente la decisión de optar por la plurinominal en el Senado para dar paso a quien desde la gubernatura operaría el triunfo del PRI en Chiapas (sin riesgos de traiciones para Peña y con la garantía de inmunidad para él mismo) o –de plano- negarse y permanecer en el cargo durante el proceso electoral para operar desde el gobierno estatal la elección y hacer todas sus apuestas con los inevitables riesgos que conlleva. 

En lo público Manuel Velasco optó mantenerse en el cargo para enfrentar él mismo la contienda electoral bajo la promesa de operar a favor del Revolucionario Institucional, pero amabas partes (Velasco y Peña) saben perfectamente que se trata de decisiones con trasfondos entendidos. Enrique Peña y José Antonio Meade están conscientes que la traición de Manuel está en la puerta y bajo el agua moverá recursos o votos para beneficiar a verdadero proyecto electoral en Morena.

Velasco ha decidido apostarle todo a la tendencia de las encuestas que se le entregaron la semana pasada, en las que se advierte el triunfo de Escandón Cadenas y Andrés Manuel López Obrador para el próximo 1 de julio. Ha optado por confiar en la derrota del PRI, en cualquiera de las dos elecciones, para garantizar su tranquilidad y mantener a flote los negocios de su familia y aliados, mediante una operación electoral que asume discreta, pero ya todos dan por hecho.

El gobernador chiapaneco ha decidido jugar con fuego a conciencia plena de que si las cosas no le salen nuevamente tendrá que enfrentar la inevitable factura de las revanchas políticas para enfrentarlo a la justicia por las innumerables irregularidades documentadas a lo largo de su fallida administración… así las cosas.