Héctor Estrada / Columna

En la Mira / Héctor Estrada

*** Carreteras de Chiapas, zonas de violencia y anarquía 

Entre la avalancha del escándalo y la indignación, la “extraña” muerte de los ciclistas europeos Krzysztof Chmielewsk y Honger Franz ha dejado expuesto a nivel nacional e internacional una realidad que prácticamente es el dominio público entre los chiapanecos. Se  trata pues de esos oasis de anarquía, violencia e inseguridad plena en que muchas zonas y carreteras de la entidad se han convertido con el paso de los años y la complicidad de las autoridades.

Para quienes diariamente recorren por las carreteras de la entidad no es un secreto el alto riesgo que implica transitar por algunos puntos y zonas de la geografía chiapaneca perfectamente inidentificables. Perímetros donde el Estado ha abandonado sus obligaciones de seguridad, dejando la jurisdicción a la libre determinación de los más fuertes o violentos.

Y no es una exageración. Las historias sobre retenes arbitrarios, asaltos carreteros y hasta prácticas tramposas para provocar “accidentes” que obliguen a detener vehículos para luego asaltarlos son recurrentes. Tampoco se trata de generalizar. Existen por supuesto carreteras y autopistas bastante seguras en el estado; sin embargo los focos rojos se han dejado crecer ante la absoluta omisión de las autoridades responsables.

Los casos de la zonas Altos, Selva y Fronteriza de Chiapas son indiscutibles. Estas áreas geográficas se ha convertido en “tierra de nadie” donde los asaltos, la violencia y la muerte son fantasmas permanentes. De acuerdo a datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Chiapas registra un promedio de 300 asaltos carreteros anuales.

Tan sólo en 2016 esta cifra alcanzó los 336 ilícitos. Más del 90 por ciento se realizan con elevados niveles de violencia, provocando decesos cuyos datos no se precisan. En los últimos tres años la incidencia de asaltos carreteros en Chiapas ha mostrado un repunte del 57 por ciento, siendo las carreteras de Palenque – Ocosingo y Ocosingo – San Cristóbal de las Casas las más peligrosas de la entidad.

Justo en abril de 2018 la noticia sobre el asalto violento a un camión con 25 turistas alemanes escandalizó a la prensa nacional. Los casos más recientes sucedieron en febrero pasado, en el municipio de La Trinitaria, donde un camión de la OCC fue también asaltado con lujo de violencia; además del sucedido el pasado 23 de abril cuando un empresario yucateco fue retenido y baleado por negarse a entregar sus pertenencias en una carretera de la zona fronteriza chiapaneca.

La violencia asesina en las carreteras de Chiapas no es asunto nuevo. Se ha vuelto parte de la cotidianidad en puntos perfectamente identificables donde las autoridades han sido gravemente omisas. Omisas en advertir de manera responsable a la ciudadanía y los turistas sobre la situación de riesgo para evitar transitar las zonas; ineficientes en atender la problemáticas y cómplices en permitir la existencia y proliferación de grupos anárquicos que se han prácticamente apoderado de los caminos. 

Pero lo peor es que también se han vuelto “revictimizadores” al intentar minimizar la gravedad de los casos, tergiversando los hechos e inventando historias bastante inverosímiles, como en el caso de Krzysztof y Honger. Las situación amerita asumirse con absoluta responsabilidad, esa misma que exige reconocer el problema y establecer las medidas de prevención que sean necesarias para evitar seguir dañando la imagen de Chiapas ante el mundo y, sobre todo, evitar continuar exponiendo la vida de miles de personas inocentes… así las cosas.