En la Mira / Héctor Estrada
*** Willy amaga a ayuntamientos por espacios políticos
Ha pasado casi mes y medio e importantes ayuntamientos como Tuxtla Gutiérrez aún se mantienen sin presidente municipal. La sospechosa dilación del Congreso de Chiapas, bajo el nuevo control del presidente la Mesa Directiva, William Oswaldo Ochoa Gallegos,
tiene en aprietos la operatividad de alrededor de una veintena de gobiernos municipales para lo que simplemente no existe certidumbre.
La disputa al interior de la coalición PRI-PEVM para definir quienes se quedarán al final de cuentas con las candidaturas reales al Senado de la República mantienen secuestrado el destino de los ayuntamientos vigentes. Han transcurrido más de 40 días desde que el congreso recibió las solicitudes de licencia y las actas de cabildo para la designación de un presidente municipal interino y no ha habido respuesta alguna.
Pese a lo establecido por establecido por el Artículo 80 del Reglamento Interno del Congreso de Chiapas que establece textualmente que toda comisión deberá presentar “su dictamen por escrito de los asuntos de su competencia, dentro de los quince días siguientes al de la fecha en que los haya recibido”, hasta la fecha dichos dictámenes no han sido presentados para conocer la primera posición legislativa al respecto.
No existen pues argumentos debidamente dictaminados por las comisiones encargas de validar licencias o designaciones de presidentes municipales interinos respecto a la procedencia preliminar de las mismas. Prevalece un vacío de incertidumbre legal respecto al tema, dejando a los cabildos respectivos sin notificaciones mínimas que permitan saber sobre la situación de un procedimiento tan importante.
En palabras simples y llanas, Ochoa Gallegos está haciendo pleno uso de su posición en el Congreso para dilatar y negociar posiciones políticas o electorales a cambio de las licencias solicitadas por los alcaldes que buscan contender por nuevos cargos. Más allá de lo repetitivamente argumentado en sus conferencias, el diputado priista sabe perfectamente que en el fondo todo tiene que ver con la disputa por los puestos al Senado y la negativa del ayuntamiento tuxtleco para designar a su regidor en el interinato.
Lo que Ochoa Gallegos no dice es que durante los últimos meses utilizó la posición de su primer regidor en el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez para negociar una mejor tajada en el reparto de candidaturas y que al no recibir lo que esperaba trato de imponerlo como presidente municipal interino a toda costa. Pero no esperaba la negativa del resto del cabildo que finalmente terminó eligiendo a otro regidor.
Por eso se desató la furia encaprichada dentro del Congreso, y por eso la renuencia para permitir que se apruebe la presidencia municipal interina del regidor electo. En lo hechos, al ahijado de Manlio Fabio Beltrones le importa muy poco o nada la legalidad de las licencias e interinatos o el bien desarrollo de los procesos legislativos. Una posición muy poco creíble para un diputado local que estuvo ausente en más de la mitad de la sesiones ordinarias.
Aunque trate de minimizar toda crítica etiquetándola de “golpeteos políticos malintencionados”, William Ochoa sabe perfectamente que hoy tiene secuestrado el Congreso deliberadamente para conseguir los espacios y beneficios políticos que desea. Más allá de que los ayuntamientos funcionen o no adecuadamente.
En la realidad, a los ciudadanos nos interesa muy poco o nada los jaloneos e intereses políticos que se escondan tras la actitud de personajes como William Ochoa. Lo que es inadmisible es el uso de espacios legislativos para amagar a ayuntamientos completos a cambio de favores o beneficios personales.
Sí las licencias de los presidentes municipales o las designaciones de alcaldes sustitutos son improcedentes que se dictamine y se expongan los argumentos ya, para buscar alternativas inmediatas. Lo que no se debe permitir es que los municipios permanezcan amagados por “tiempos indefinidos” a razón de caprichos políticos de uno o más individuos… así las cosas.