Mario Caballero / Columna

LETRAS DESNUDAS  / MARIO CABALLERO

¡DESPERTÓ!… PERO EL DINOSAURIO SEGUÍA AHÍ

Hasta hace un par de semanas era un hombre de voz apagada, sin energía, retraído, que no podía disimular lo incómodo que lo ponían los mítines y las entrevistas. Durante el primer debate se le vio ausente, con propuestas confusas, sin modulación. Hoy, nadie puede negarlo, se ve más despierto, fresco, disfrutando hacer campaña, respondiendo las mismas preguntas irritantes una y otra vez y enfrentando a sus oponentes con un “pérame”.
Desde luego, eso no quiere decir que las propuestas de José Antonio Meade hayan mejorado o que hayan aumentado sus posibilidades de triunfo. Si de algo sirvió el primer debate entre los candidatos presidenciales fue para saber que la contienda real es entre López Obrador y Anaya. El segundo sirvió para reafirmarlo. El candidato ciudadano está en un muy bajo tercer lugar y ese “despertar” de ahora no creo que le alcance para superar a su principal rival que está a 25 lejanísimos puntos de distancia en la encuesta más moderada.
¿Qué lo hizo despertar? Es obvio que algo lo afectó para que se esmerara en cambiar su imagen. Ya levanta la voz y tiene mayor movilidad en su cuerpo. ¿Habrá sido el cambio en la dirigencia nacional del PRI? Puede ser porque para muchos es conocido que imponer a Enrique Ochoa Reza al frente del tricolor fue el mayor error que cometió el presidente Peña Nieto. Pues sin saber de política, lo sacó de dirigir una paraestatal para hacerlo cargo de uno de los institutos políticos más grandes de México, al que dividió por sus caprichos, falta de tacto e imposiciones. Es ese el inmejorable ejemplo de que no es lo mismo cobrar recibos de luz que dedicarse al arte de gobernar.
O ¿sería el mensaje que envió por Twitter el exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, cuando llegó uno de sus amigos más cercanos a relevar a Ochoa Reza, el exgobernador del estado de Guerrero René Juárez Cisneros? “Mucho éxito a mi amigo @JuarezCisneros, quien  hoy asume la dirigencia del @PRI_Nacional. Soy testigo de su capacidad política y sensibilidad social. René viene de la base y conoce a nuestro Partido. Estoy seguro que hará un gran trabajo al frente de millones de priistas”, escribió. No se necesita ser un sabio para entender que Osorio les dijo: “Se los dije, stupids”.
Si no fue ni lo uno ni lo otro, ¿sería su desplome en las encuestas? Nada más en el resultado de Bloomberg consultado el 24 de mayo está 27 puntos por debajo del candidato de Morena y a 8.5 del abanderado de Por México al Frente. O ¿habrá sido el abandono de su partido que sin ser priista lo adoptó como su candidato a la Presidencia? Hasta el momento sólo él sabe el motivo real que lo llevó a su tardío despertar.
Un dicho popular dice que si tú no te echas porras, ¿quién? Eso sucedió cuando en el programa Tercer Grado le preguntaron a José Antonio Meade sobre el repentino y sorprendente cambio en su campaña y en su actitud. A lo que respondió con una alegoría futbolera: “aunque parece tarde, y vaya perdiendo al final del primer tiempo, aún puedo remontar”. ¿Y qué más podía decir? Lo único que le queda al priista que no es priista es echarse porras a sí mismo y apelar a la inocencia de su equipo y priistas despistados que aún creen que es posible “remontar” en menos de dos meses lo que no pudieron en más de cinco.

EL DINOSAURIO
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, es el relato breve de Augusto Monterroso del cual él nunca quiso explicar el porqué de su extensión (7 palabras) ni su significado. Así con Meade Kuribreña que despertó, pero el dinosaurio (PRI) todavía estaba ahí. Ciertamente Meade es otro candidato, pero su partido sigue siendo el mismo: un armatoste viejo y nocivo del que ya nadie quiere saber nada.
El nuevo Pepe Toño es más priista que nunca, parece que por fin entendió que la figura de candidato ciudadano no lo beneficiaba en nada y que por el contrario lo alejaba de la militancia. Tal vez por eso ya usa chaleco rojo, se funde en un abrazo con Romero Deschamps y dialoga con Antorcha Campesina para unir sus fuerzas contra López Obrador.
En ese cambio vemos que la voz de Meade es la del experto. Su palabra favorita es experiencia. Habla con seguridad de los problemas de México haciendo referencia a lo que él ha venido haciendo desde las distintas secretarías de Estado. Aunque no usa el discurso político habitual, el demagógico y ampuloso, pues no cree que la política sea el elemento esencial en el servicio público. Piensa que su ascenso a la Presidencia debe ser neutral, a base de propuestas y sin descalificaciones a sus adversarios.
El penta-secretario no tiene ninguna formación política pero es capaz de exponer un plan finamente detallado de lo que puede hacerse para solucionar cada problemática de la economía agregando a su estrategia las mejores prácticas internacionales. Por su amplia trayectoria en la administración pública sabe identificar retos en concreto, y también conoce las herramientas jurídicas que pueden emplearse y las restricciones presupuestarias.
Pero hasta ahí llega su capacidad discursiva. No puede distinguir la enorme brecha que hay entre el político y el funcionario. Nunca veremos en su discurso el genio característico de un hombre de Estado, que es esa capacidad de entender el contexto de las circunstancias, prever las amenazas del presente y trazar las promesas que el pueblo quiere para un mejor futuro.
En el segundo debate presidencial tuvo un mejor desempeño. Fue más enfático, persuasivo y lleno de frescura. Bien. Pero ¿de qué le sirve si tiene que cargar con el PRI?
Podemos creerle que no tuvo nada que ver en la estafa maestra, en la corrupción de la SEDESOL y SEDATU, en invitar a Donald Trump a burlarse de nosotros en nuestra propia tierra, en la desaparición de las donaciones del extranjero para ayudar a los damnificados de los terremotos del 7 y 19 de septiembre, etcétera. No obstante, no puede excusarse de haber sido parte del gobierno fallido del presidente Peña Nieto y de haber estado relacionado con los exgobernadores priistas que son perseguidos por la justicia o están encarcelados.
Desconozco si Pepe Meade tenga un intelecto afortunado, pero no creo que sea un tonto. No creo que haya asumido la candidatura sin saber que los priistas de hueso colorado se enojarían por su nombramiento como candidato ciudadano y porque él intentó desligarse de ellos durante los pasados cinco meses. No creo que haya dicho “sí, acepto”, sin considerar el desprestigio del partido y sin imaginarse que en cada lugar de México se encontraría con cientos de personas que le reclamarían el haber sido abandonadas por el gobierno.
Retomando la metáfora futbolera, podríamos pensar que tiene la aptitud sobrada para llevarnos al quinto partido del mundial, pero su equipo seguiría siendo el PRI. De tal manera, Meade no perderá porque no ser político, ya que demostró ser capaz de darle brío a su campaña y comportarse como lo requerían las circunstancias. Perderá porque se puso la camiseta de un equipo que quiso hacer historia estando descalificado antes de iniciar el juego.

PARA MAGDALENA
El elegido para asumir la candidatura común del PVEM, Chiapas Unido y Podemos Mover a Chiapas fue Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor, que desde ayer es el quinto candidato al Gobierno del Estado, querida prima. Es el más joven de los cinco aspirantes, y el mayor de ellos tiene más años de trayectoria política y en el servicio público que él de edad. Esto, desde luego, no es ningún impedimento ya que la capacidad para construir un buen proyecto de gobierno nada tiene que ver con la edad. Hay que reconocer que Castellanos Cal y Mayor es un joven preparado, con estudios superiores en universidades del extranjero y que a sus 32 años ha logrado hacer una carrera sobresaliente en la política. De seguro será un gran espectáculo verlo en campaña y conocer sus propuestas. Por lo pronto no hay más que decirle: ¡Bienvenido a la competencia!… Apenas ayer tuve la oportunidad de ver El Renacido, aquel film de Iñárritu que ganó en 2015 varios premios Óscar. La verdad está muy aburrida y tediosa. Durante 156 minutos no ves más que moquear y babear a Leonardo DiCaprio. Es un festival de la asquerosidad. La única escena que me gustó por su realidad es cuando el oso le da una arrastrada memorable a DiCaprio. Ahora sé por qué dicen que a ese actor le dieron la estatuilla por lástima… ¡Chao!

@_MarioCaballero