Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero

*** ¿De cadenero a académico renombrado?

No fueron pocos los que se mostraron sorprendidos ante la súbita aparición de Rodolfo Calvo Fonseca en la escena pública. Para muchos les resultó incomprensible que decidiera reaparecer a través de la presentación de un nuevo libro de su supuesta autoría después de haber sido humillantemente despedido de la rectoría de la Unicach.

Este asunto, confieso, no me sorprendió y tampoco me parece incomprensible. Porque así ha sido la vida de este personaje: una farsa, un fraude, un ir y venir de acciones oportunistas.

Por eso no es extraño que haya vuelto a aparecer tan pronto, y que lo haya hecho bajo la imagen de un académico de prestigio, queriéndonos vender la idea de que es un ensayista, un investigador, pues es de esas personas que no conocen ni siquiera la palabra moral o ética. Es de las que el descrédito y la desvergüenza no las inmuta, ya que esas son sus vestiduras.

A Rodolfo Calvo se le ha ido la vida tratando de aparentar lo que no es. Ha querido codearse con la flor y nata de la sociedad, y todas las veces que lo ha intentado lo han despreciado. Porque es un hombre sin modales, sin abolengo, sin clase. Es de los que presume venir de la cultura del esfuerzo, pero la verdad es que todo lo que ha logrado ha sido por medio de la trampa y los negocios turbios e ilegales. Sí, esos que son penados con varios años de cárcel.

En 2005, en la antesala de los comicios de aquellos años, se coló sin ser invitado con todos sus hermanos a una reunión que uno de los entonces precandidatos del PRI había programado con un selecto grupo de empresarios de la capital chiapaneca. Estando dentro del lugar, nadie lo saludó.

Para ese entonces, Calvo ya había instalado una revista y un pequeño periódico que circulaba un día sí y dos semanas no por falta de recursos para comprar los insumos. Ingenuo, creyó que con ello ya no lo mirarían más como promotor de centros de vicio y antros de mala muerte, que ha sido desde siempre su proyecto de vida. Pero se equivocó.

De toda la gente reunida en aquel enorme y lujoso salón de hotel, ni una sola persona quiso estrecharle la mano. Su sola presencia les provocaba repelús. Así, tuvo que salir de ahí con algo más que con sola vergüenza.

Por las mismas razones, la gran mayoría de las personas que se refieren a él como “doctor” se lo dicen por mera condescendencia. Quizá por simple cordialidad. Es del dominio público que sus tres doctorados los ha obtenido a la vuelta de menos de seis meses cada uno. ¿Qué respeto puede alcanzar con eso? Sobre todo, sabiendo que ha habido muchos premios Nobel que con muchísimo esfuerzo y en muchos años de dedicación al estudio han logrado apenas dos. Y Calvo tiene tres, y hay versiones que cuentan que está por terminar su quinto doctorado.

Lo mismo sucede con sus libros. Nadie que tenga dos dedos de frente le cree que él haya sido el autor. Especialmente, cuando muchas de las personas que fueron los que en verdad los escribieron han contado sin tapujos que “Rodolfo Calvo me pagó para escribir su libro”.

Una de ellos es el académico de la Unach, Mario Nandayapa. Otro es su compadre Rafael Domínguez Salazar, a quien él designó durante su periodo rectoral como secretario general de la Unicach y que es hasta donde se sabe el que ha estado detrás de todos sus libros que versan sobre las materias de contabilidad, costos y administración. Lo peor de todo es que este sujeto lo hizo transcribiendo las fotocopias que sacó de las obras de verdaderos autores.

A todo esto, hay que observar dos cosas más al respecto. La primera, que ninguna editorial de prestigio o por lo menos debidamente constituida para la edición y distribución de libros se ha tomado el riesgo de publicar los volúmenes del “doctor” Calvo Fonseca. Él mismo ha tenido que costear sus publicaciones y hasta donde se sabe nunca ha vendido un solo libro. Lo que nos lleva al segundo punto.

Algunas de las obras que mandó a hacer (que ni siquiera esbozó y mucho menos escribió) fueron con la intención de quedar bien con cada gobernador en turno.

Fue el caso del libro “Dr. Manuel Velasco Suárez, Fundador de la Unach”, publicado en 2014, con el que quiso comprometer al exgobernador Manuel Velasco Coello para que lo impulsara como rector de la Universidad Autónoma de Chiapas. No lo logró. Sin embargo, tiempo después, por dedazo, fue impuesto como titular de la rectoría de la Unicach.

 AÑOS ANTES

Como hemos visto, todo se trata de una farsa, de un engaño. Y no de ahorita, sino de siempre.

A estas alturas, ya muy poca gente ignora que Rodolfo Calvo Fonseca fue cadenero de la legendaria discoteca San Remo de las Estrellas. Luego, tras haber pasado por los puestos de mesero, jefe de seguridad y bartender, puso su propio tugurio, conocido como “Yardas”, que instaló en una galera con ayuda de todos sus hermanos.

Hasta aquí, parece no haber nada malo. Pero como hemos dicho antes, todo ha sido sólo apariencia en el Dr. Calvo Fonseca. Se dice que para que su negocio tuviera éxito comenzó a robarles a sus clientes. En complicidad con los meseros, para inflarles la cuenta; con los guardias, para asaltarlos en sus vehículos o venderles sustancias prohibidas. No le fue mal.

Entre 2007 y 2012, logró tener alrededor de diez antros y dos de éstos eran table-dance, llamados Club Men´s y Club Private, que muchas veces fueron clausurados por presunta venta de drogas y la contratación de mujeres indocumentadas, que según eran prostituidas por los gerentes de los establecimientos que por lo regular eran sus hermanos.

Prostitución, venta de estupefacientes y robo, no son los únicos delitos con los que Calvo Fonseca ha estado implicado.

De acuerdo con la carpeta de investigación 751-101-0101-2017, del índice de la Unidad Central de Justicia Restaurativa de la Fiscalía General del Estado, existe una investigación contra Calvo Fonseca como probable responsable de la comisión del delito de despojo en agravio de la señora María de los Ángeles Serrano Moreno.

Resulta que el 12 de julio de 2002, la empresa Dinámica de Desarrollo Inmobiliario, S.A. de C.V. adquirió a través de escritura pública número 22121, volumen 591, basada en la fe notarial del Notario Público número 16 del Estado de Chiapas, Óscar Gabriel Esquinca Camacho, el predio ubicado en la colonia Santa Elena, en Tuxtla Gutiérrez, al Centro Empresarial de Chiapas, S.P. (Coparmex).

Rodolfo Calvo ha tratado de despojar este inmueble a sus legítimos propietarios mediante recursos legaloides y documentación falsa. Según dictámenes periciales de la Fiscalía en materia de agrimensura, informática forense y de documentos, determinan que el exrector falseó hechos y que con una simple protocolización levantada en acta notarial quiere acreditar la legal posesión y propiedad de esos terrenos que tampoco están inscritos ante el Registro Público de la Propiedad y de Comercio de esta ciudad.

Este es el verdadero Rodolfo Calvo Fonseca, quien el miércoles pasado volvió a la escena pública presentando su libro más reciente, y con esas credenciales logró ser director de la Facultad de Contaduría y Administración Campus 1 de la Unach y, posteriormente, rector de la Unicach, dos instituciones educativas a las que desprestigió, saqueó y utilizó para sus fines personales. Pero esta será una historia de la que hablaremos mañana.

 @_MarioCaballero