Héctor Estrada / Columna

En la Mira / Héctor Estrada

*** La necesidad de independientes en el Congreso de Chiapas

El tiempo se agota para que los aspirantes a candidatos independientes en Chiapas consigan las firmas de apoyo a fin de lograr su registro, y la colecta no parece tan nutrida como se esperaba. Las campañas y el apoyo ciudadano lucen muy distantes e indiferentes, pese a su importancia como alternativa democrática para una entidad donde el control gubernamental no deja espacio a las voces disidentes en los espacios de poder. 

El último corte emitido por el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) no es nada alentador. Sólo dos de los 13 aspirantes a una candidatura independiente por el Congreso de Chiapas han logrado el mínimo de las firmas recabadas, y sólo uno de los aspirantes al gobierno de Chiapas a alcanzado la meta, esperado aún el cotejo con la lista nominal para validar los apoyos.

En lo que respecta a las presidencias municipales prácticamente los 12 registrados han conseguido rebasar el umbral de apoyos mínimos; sin embargo en la lista no figura candidatos a la alcaldía de alguna de las ciudades más importantes de la entidad. En su mayoría se trata de municipios pequeños sin peso político y económico donde se requería no más de mil 100 firmas de apoyo para alcanzar el registro como candidatos.

Aunque cada una de las instancias tiene su mérito, son justo en las candidaturas independientes al Congreso de Chiapas donde la mayor preocupación recae. Y es que el legislativo estatal es pieza fundamental para limitar el control del Ejecutivo. Su adecuada función como representación popular es la más importante herramienta constitucional para hacer frente a administraciones estatales autoritarias que durante años han mantenido al Congreso como simple instancia de trámite a sus caprichos legislativos.

Las dolorosas historias de legislaturas cómplices del abuso y la corrupción gubernamental sobran en Chiapas. Lo sucedido durante las últimas administraciones sexenales han dejado muestra lasciva de eso. Fueron las diputados y diputadas quienes autorizaron y permitieron el endeudamiento y saqueo rapaz de Juan Sabines Guerrero. Las voces opositoras, fuera del yugo sabinista, eran tan pocas que no representaron mayor freno para el resto de los diputados colocados y manipulados por el propio ejecutivo estatal.

Lo sucedido durante la administración vigente de Manuel Velasco es historia fresca del dominio público. El Congreso de Chiapas fue convertido durante toda la administración en el centro de financiamiento operativo del partido en el poder. Los alfiles de Velasco se apropiaron del legislativo e hicieron de este un descarado brazo partidista, desde donde ha operado el actual aspirante “rebelde” Eduardo Ramírez. El mismo al que se le ha acusado de legitimar el desvío de recursos estatales para menesteres electorales, como el controversial caso del fondo para la atención de desastres naturales.

Por eso la importancia que tiene la participación de candidatos independientes dentro de las justas para la conformación de Congreso estatal. Por que, aunque no sean garantía de honestidad inquebrantable, al menos abren una nueva puerta a la ciudadanía para acceder a espacios que si requieren de representación popular. De espacios que exigen a gritos rostros y voces distintas a los mismos políticos de siempre tan desinteresados en las verdaderas necesidades ciudadanas.

Resulta importante que se tome usted un tiempo para conocer quienes son y que representan en la sociedad civil, ajenos a los partidos políticos. Ahí están personas como José Humberto Reyes Gómez, Karen Dianne Limón Padilla, Martha Verónica Gómez Gómez, Manuel de Jesús Cruz Espinosa, Benjamín Hernández Pérez, Juan Moctezuma García Gordillo, Víctor Alfonso Camacho Alfaro, Gabriel Landero Pérez, Juan Manuel López Mateo, Raymundo de Jesús Zenteno Mijangos, Melquisidec Zavala Salinas, Carlos Torres Godínez y Julio César Moreno Méndes.

Todos ellos aspiran a representar voces distintas a los intereses partidistas. Requieren del apoyo ciudadano para al menos competir como una opción en la boleta electoral. Se trata de una posibilidad sana para la desacreditada democracia mexicana y está en manos de la misma ciudadanía hacerla posible… así las cosas.