Mario Caballero / Columna

Letras  Desnudas  /  Mario  Caballero 

Hambrientos de poder

La ambición, el desorden político, la desinformación y la ignorancia han conspirado en contra de Chiapas para impedir el diálogo y la construcción de auténticas alternativas políticas entre los chiapanecos. Obviamente no se trata de que entre todos los partidos se logre abrir un único camino para el estado, sino establecer un espacio común donde el pueblo pueda ejercitar su derecho a elegir libremente el gobierno que quiere porque esa es la esencia de la democracia.

Sin embargo, nadie puede ser ajeno a saber que el proceso electoral está siendo manipulado de tal forma para que sirva a los intereses de un grupo. Si no ¿de qué otra manera se puede entender que los dirigentes estatales del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano hayan decidido de último minuto terminar con la alianza ‘Por Chiapas al Frente’ para luego volver a unirse y exigir junto con los partidos locales la figura de candidatura común al gobierno del estado?

PARTIDOS ESTÉRILES
El año 2000 fue histórico para el país. Entre otras cosas porque se inauguró la alternancia democrática. A nivel federal, Vicente Fox ganó la presidencia de la República y Pablo Salazar Mendiguchía derrotó al candidato priista para quedarse con la gubernatura del estado. En ambos casos el gran perdedor fue el PRI.
En el caso de Chiapas, el triunfo de Salazar Mendiguchía se debió a varios factores, principalmente el hartazgo hacia el PRI y la formación de una alianza de ocho partidos. Fue en esas elecciones cuando el PRD y el PAN participaron juntos por primera y última vez en una contienda electoral. Ganaron con el 52.7% de la votación y una diferencia de casi 57 mil votos frente al priista Sami David David.
“Soy el desesperado, la palabra sin ecos, el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo”, se lee en un poema de Pablo Neruda. Así, aquellos tres partidos que llegaron a tener prestigio, a ser opciones ganadoras, que al juntar sus fuerzas llegaron a gobernar la mayoría de los municipios de Chiapas y ganar el gobierno del estado, no queda si no el solo recuerdo.
Muchos no olvidarán que el PAN fue siempre la oposición más distinguible y combativa del PRI. Pero en lo local fue un partido que ofreció mucho y cumplió en poco.
Acción Nacional por un breve tiempo fue el mayor depositario de las esperanzas de los chiapanecos, pero no supo hacer el bien cuando llegó al poder. Se dedicó a hacer alianzas con los gobernadores, negociar la obra pública, traficar influencias y alimentar una camarilla de sediciosos políticos que se aprovecharon de los recursos de los municipios, como Francisco Rojas Toledo que terminó su gestión como alcalde de Tuxtla Gutiérrez aprobándose un bono de productividad de 2 millones 700 mil pesos. No le bastó pagar con ineptitud la confianza de los tuxtlecos, tenía que cobrarle réditos.
Carlos Palomeque Archila ha sido por mucho el peor dirigente que ha tenido el PAN. Lo degradó, utilizó y explotó a su conveniencia. Se cuenta con durante el gobierno de Juan Sabines Guerrero cobraba en la oficina de Nemesio Ponce Sánchez, ex subsecretario de gobierno, una suma de ciento cincuenta mil pesos mensuales. Lo que le permitía al mandatario tener el control del partido, disponer de los puestos ejecutivos, marginar a la militancia y repartir los cargos plurinominales y de elección entre sus amigos y allegados.
Estar al servicio del gobierno del estado le provocó descrédito al PAN y una fractura interna que hasta el día de hoy no logra sanar. Aunado a ello está una larga lista de escándalos sexuales y corrupción de parte de presidentes municipales y diputados panistas que amasaron una gran fortuna en esa administración. Como René Gregorio Velázquez Santiago que siendo legislador en el Congreso local sacó grandes ganancias del Programa Chiapas Solidario. Se presume que de dicho programa sustrajo herramientas para labores del campo, tinacos, cemento, equipo para salas de belleza, para corte y confección y apoyos económicos para el fomento a la pequeña empresa que nunca entregó.
Las principales figuras del PAN en Chiapas han sido Enoch Araujo Sánchez, Paco Rojas y Victoria Rincón Carrillo, los tres ex alcaldes de la capital del estado. Esta última, que reniega sus raíces veracruzanas, ayudó a enriquecer a otros miembros de su militancia y dirigió un gobierno municipal en medio de la torpeza, ignorancia y caprichos. Vicente Fox fue un ranchero lenguaraz y cínico; Rincón Carrillo una mujer necia que se pasó la mayor parte de su gestión matando zopilotes en el antiguo aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez.
El PRD es más joven que el PAN pero ha ganado mucho más que éste. Ha tenido dos gobernadores mientras el albiazul ninguno. Estos son Pablo Salazar (2000-2006) y Juan Sabines (2006-2012).
¿Cómo medir el éxito o fracaso de un partido? Sin duda a través de los resultados de sus gobiernos. Por ejemplo, el régimen de Salazar Mendiguchía se caracterizó por ser represor y corrupto. Empleó la fuerza pública para tener el control sobre el Poder Judicial y el Congreso del Estado. También lo hizo para doblegar los movimientos campesinos, magisteriales y estudiantiles. Las protestas de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumatzá terminaron con la muerte de un trabajador de ese instituto y con el encarcelamiento de decenas de alumnos.
El ex gobernador estuvo en prisión por los delitos de peculado, abuso de funciones y asociación delictiva en el fraude de 104 millones de pesos. Y en este momento la PGR lo investiga por el desvío de once mil millones de pesos durante el proceso de reconstrucción por el huracán Stan.
Por otra parte, el gobierno de Juan Sabines le quitó autonomía a los poderes, destruyó las instituciones, reformó las leyes para no ser enjuiciado, manipuló a los partidos políticos y endeudó a la entidad por una cantidad superior a los 40 mil millones de pesos. Si el PAN no tiene capacidad para gobernar, el PRD es destructivo.
Ahora, ¿cómo pretenden ganar el gobierno del estado si son dos partidos desacreditados y estériles?
Si hacemos números, el PAN gobierna en dos municipios mientras el PRD en ocho. Juntos tienen el gobierno en nada más el 8.3% de la población chiapaneca. Si a esa cifra sumamos lo de Movimiento Ciudadano (1), Chiapas Unido (11) y Podemos Mover a Chiapas (11), alcanzan el dominio de 33 localidades y con eso apenas logran superar al PRI que tiene 25 presidencias municipales y están muy lejos del PVEM, donde sus militantes administran los intereses de poco más de 3 millones 500 mil chiapanecos en 59 diferentes municipios.
No podemos olvidar que el PRI, PVEM y Nueva Alianza van en coalición en las elecciones del 1 de julio. Sumemos, pues.

CAMBIO, NO CONTINUIDAD
Se llama nepotismo cuando alguien tiende a favorecer a sus familiares con cargos y premios. Cuando se hace para beneficiar a un grupo de poder se llama complicidad y autoritarismo. Que el PRD, PAN, Movimiento Ciudadano, Podemos Mover a Chiapas y Chiapas Unido se hayan aliado para competir por la gubernatura bajo una candidatura común, no fue porque quieran el bien de Chiapas, sobre todo cuando han demostrado que lo que buscan es el poder y el dinero.
De ninguna manera estos cinco partidos son opciones confiables para los futuros electores. Menos aun cuando en los planes de los líderes está postular como candidato al gobierno del estado a un militante del PVEM. Si por un lado el PAN y PRD son dos organismos desprestigiados que al tener el poder sólo buscaron el beneficio personal; por el otro, los partidos locales nada más sirven para acumular poder para los que ya gobiernan, como Chiapas Unido que es controlado desde Orlando, Florida, por el ex gobernador Juan Sabines Guerrero.
De tal manera, ¿votaría usted por alguien que no supo qué hacer para mejorar la economía local, la seguridad, la educación, la salud, la vivienda y la calidad de vida de los chiapanecos?
Si algo necesita Chiapas es un cambio, no continuidad. Apostar por alguien que ya tuvo oportunidad en el poder, es permitir que sigan los conflictos magisteriales, el derramamiento de sangre, los asesinatos de autoridades, la impunidad y el mal manejo de las finanzas.
La única posibilidad de triunfo que tienen estos partidos es postular al gobierno a alguien con experiencia, honestidad y capacidad. En el caso de que las dirigencias nacionales no logren frenar los caprichos de esta pandilla, Chiapas estará bajo la amenaza de ser gobernado por gente improvisada y hambrienta de poder. ¡Chao!