César Trujillo / Columna

Código Nucú  / César Trujillo 

Políticos de medio pelo

Los alcaldes de diferentes instituto políticos, que llegaron cobijados por el fraude en el 2015, ahora se marchan “con la frente en alto” pese a no haber hecho nada por sus municipios. Se impusieron por sobre todas las cosas. Fueron exhibidos en una de las peores elecciones que haya tenido Chiapas, donde imperó el cinismo y la ignominia, y ahora unos han pedido licencia para buscar otros puestos de elección popular, mientras otros, los menos, sueñan con el factor reelección sin importar su inoperancia.

Se trata de un mal en boga: mujeres y hombres insertados en diferentes colores derivado de una supuesta “lealtad” a sus líderes de los institutos políticos, políticos de medio pelo que están cobijados por la desmemoria del pueblo y el oportunismo de asociaciones civiles y “grupos socialité” que se encargan de manipular y ayudan a torcer los programas sociales para beneficio de los mismos. Son esos políticos que en el 2015 hablaron de desarrollo, de progreso, de fortalecimiento del agro, del impulso a los comercios, entre mucho discurso más, y que nunca cumplieron. Son los que hoy, bajo la máscara del cinismo, elevan nuevamente la mano como probables candidatos y tenga por seguro que muchos lograrán llegar (conocen la fórmula).

Quizá no los vea compitiendo por los mismos colores (de camaleones y chapulines está repleto el reino del arribismo). La mayoría sufre de ese mal: de tener la piel esmeralda descascarándose han pasado a ponerse morenos o morados, como un grano de café recién tostado en un comal, aunque sin ese aroma exquisito. No importa que se trate de personajes viles, vinculados incluso al crimen organizado, o ilícitos que bien pudieran tenerlos detrás de las rejas o imposibilitados para competir en los comicios 2018. No, nada importa. Lo que a ellos les ocupa es seguir teniendo injerencia en el presupuesto municipal o mantener las canonjías y prebendas que confiere una curul, ganar tiempo pues, para que en el 2021 retornen a continuar con su labor de vampiros en donde puedan.

A ninguno le preocupa la gente. Nadie cumple luego de las arengas en las que los acarreados juegan a creer y el titiritero juega a ser querido. De los dos bandos, sólo los últimos ganan. Los otros se comen la despensa o se beben el dinero, y retornan a su mísera realidad en pocos días. ¡Ah, ese discurso del amor al pueblo, del respaldo al prójimo, es tan trillado pero tan efectivo! Porque todos somos testigos de que sigue dando sus buenos frutos, sigue durmiendo ingenuos y arrastrando a aplaudidores que han encontrado en estos arribistas el punto exacto de convergencia: unos ávidos de poder adquisitivo se ponen de tapetes y los alcaldes, entonces, son los Robin Hood que los municipios querían. Falso. Son los que llaman desarrollo a un cúmulo de cemento sobrepuesto a una calle o la remodelación de un puente, como si se tratara de una obra eximia. 

Si no me cree búsquelos en las boletas o en las bardas del vecino, en los pendones de los parques, en las grandes lonas o en los espectaculares que bordean las carreteras o las ciudades. Estos políticos son como un pelo en la sopa, como una piedra en los frijoles de la olla, diría mi abuela. Y no hay nada que parezca poder ponerles freno. Por el contrario. Trienio tras trienio vemos brotar rostros diferentes abortados de los que se fueron. O rostros iguales que son herencia de los que están en otros puestos. Han prostituido a la política y han usado al pueblo como un botín del que se sirven sus más íntimos colaboradores y familiares, y ellos con la cuchara más grande.

Este tipo de políticos son los neoricos, los que se marean desde un poroso ladrillo y, aunque son una fauna nociva, seguirán así hasta que la apatía termine, hasta que se crea que despotricar desde las redes sociales es una contribución a la democracia y no una simple válvula de escape. Será, pues, hasta que dejemos de criticar y empecemos a accionar, y hasta que deje de estar imperando la ley del cangrejo que es otro de los males que aplasta a los mexicanos donde nuestros iguales son vistos de forma despectiva y se sigue aplaudiendo a esos que luego salen gritando “donde están mis mujeres” por puritito gusto. 

Manjar 

Siguen los rumorólogos poniendo al exsecretario del Medio Ambiente e Historia Natural, Carlos Morales, como carta de Morena rumbo a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez. Siguen intentando meter a un personaje cuyos méritos en la administración pública han sido con base en la negociación de sus derrotas y los mitotes que arma cuando pierde. Su apuesta es sencilla: ganar perdiendo. En fin, de todo hay en la villa del señor. Quien no conozca a Carlos Morales que lo compre. No es más que otro verde que sueña con ser moreno. #PuroPájaroNalgón // La recomendación de hoy es el libro El General Hilachas de José Madrigal Mora y el disco Eldorado de Electric Light Orchestra. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer. 

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

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