En la Mira / Héctor Estrada
Las recientes encuestas que colocan al candidato priista Roberto Albores Gleason en disputa directa con el abanderado de Morena, Rutilio Escandón Cadenas, por el gobierno de Chiapas no son más que presagios bastante advertidos. El enfrentamiento entre ambos aspirantes va mucho más allá de las cifras, tiene que ver con lo que representan y la estructura político-electoral que empuja sus candidaturas.
Para nadie es un secreto que las posibilidades de Roberto Albores en Chiapas son hoy muy distintas a las que pesan ya sobre las aspiraciones de José Antonio Meade Kuribreña. A nivel nacional a Meade le han pesado duro los errores y toda la carga negativa que representa el propio Enrique Peña Nieto. Sin embargo, en Chiapas las cosas son bastantes diferentes, aún cuando los protocolos a veces hagan pensar lo contrario.
Aunque parezca paradójico, Roberto Albores tiene ahora a su favor justo lo que el candidato presidencial priista tiene en contra. Las ya conocidas vinculaciones de Rutilio Escandón Cadenas con Manuel Velasco Coello y la rivalidad disimulada de Gleason con el mismo mandatario chiapaneco lo colocan en una posición completamente distinta. Así, aunque Roberto abandera los mismos partidos que arroparon a Velasco, en el fondo representa el verdadero proyecto antagonista a los intereses reales del gobernador en turno.
Ser el candidato “no oficial” de Manuel Velasco ha mermado fuertemente a la militancia y credibilidad de Morena en Chiapas, aunado a la fría personalidad de Escandón. El arrastre y popularidad de Andrés Manuel y el apoyo incondicional del Gobierno de Chiapas se han convertido prácticamente en las principales armas de Rutilio para enfrentar la contienda. Pero ¿para cuánto tiempo le alcanzarán estos bonos al ex presidente del Poder Judicial?
Del otro lado, para hacer frente al escenario, Albores Gleason ha sido armado con toda la cargada de la Presidencia de la República y las dirigencias nacionales tanto del PRI como del Partido Verde Ecologista de México. La reciente postura emitida por la dirigencia nacional del Verde es un claro mensaje de lo que sucede al interior del partido que aún gobierna Chiapas, y la instrucción ha sido determinante: reconstruir y fortalecer de manera inmediata el viejo andamiaje “rojiverde” en la entidad.
A eso se debe que la desbandada que tanto se advirtió hacia Morena no fuera tan abrumadora. La maquinaria aliancista (entre el PRI y el Verde) que ya antes ha operado en Chiapas se encuentra lista para activarse conforme vaya acercándose el día de los comicios, y eso está en la plena conciencia de Escandón Cadenas. Por eso el empate técnico de las encuestas, más allá de la credibilidad que tengan las encuestadoras, no suena tan descabellado a la hora de hacerse efectiva en la elección real del próximo 1 de julio.
Las encuestas que colocan a Roberto Albores arriba y en otras a Rutilio Escandón seguramente se mantendrán en el mismo tenor durante las semanas restantes, hasta el día de la verdad absoluta. Sin embargo, hay riesgos que parecen inevitables. Y es que, si el desempeño de Escandón en campaña no mejora y no logra romper de tajo las vinculaciones directas con Velasco Coello, las posibilidades de Gleason podrían terminar por elevarse peligrosamente rumbo a la recta final de una contienda bastante incierta… así las cosas.