En la Mira / Héctor Estrada
*** Las traiciones de Velasco y el fin de la era Verde
Ni Manuel Velasco ni la dirigencia nacional del PVEM imaginaron que costaría tan cara la traición gestada desde Chiapas. El capricho del gobernador chiapaneco para garantizar su inmunidad a cualquier costo terminó por entregar el principal bastión Verde a Morena ante un abrumador efecto Obrador y una serie de consecuencias que tienen al partido al borde de la desaparición.
Sí, se ha terminado la era Verde en Chiapas. Los resultados de las pasadas elecciones fueron aplastantes para todos lo intereses políticos ajenos a Morena. La férrea determinación del gobernador chiapaneco para evitar el triunfo de Roberto Albores Gleason, la serie de traiciones consecuentes y la ruptura de la alianza partidista entre el PVEM y el PRI abonaron el camino para una derrota aún más contundente.
Nada quedó de aquel millón y 300 mil de votos alcanzados por Manuel Velasco en 2012. Esta vez, en candidatura por separado, apenas logró alcanzar 380 mil sufragios. El alardeado poderío Verde quedó reducido a muy poco frente al arrastre de Morena, que terminó desplazándolo de los principales espacios políticos en la entidad.
Morena no sólo le arrebató al Verde la gubernatura, también lo desplazó de las principales ciudades como Tapachula, San Cristóbal de las Casas, Comitán, Ocosingo y aparentemente Tuxtla Gutiérrez. El partido de AMLO se quedó con 13 de las 24 diputaciones de mayoría relativa en el congreso local, 11 de las 13 diputaciones federales y los dos espacios en el Senado por el principio de mayoría relativa.
Desde la época del “priismo monopólico” ninguna otra fuerza política en Chiapas se había apoderado de tantos espacios. En la entidad chiapaneca el Verde quedó reducido a muy poco de lo que era. Sólo 28 presidencias municipales y apenas cinco diputaciones por mayoría relativa en el congreso local.
A Manuel Velasco no le salieron las cuentas o simplemente privilegió su inmunidad a costa de lo que fuera, incluso del mismo partido que lo encumbró. Y es que, Velasco no sólo hizo que muchas de las figuras verdes migraran a Morena, también apostó mucho del financiamiento gubernamental a favor de las posibilidades morenas. Para nadie es un secreto que varios de sus más cercanos ahora son parte de las fórmulas ganadoras impulsadas por el efecto Obrador.
Manuel terminó sacrificando al PVEM en Chiapas y abonando a su desplome a nivel nacional. El partido de la familia González se encuentra actualmente ante uno de sus más desastrosos escenarios. Se quedaron sin representación en el Senado, con menos de 10 diputaciones federales y en el filo de perder su registro nacional por la baja cantidad de votos alcanzados en las pasadas elecciones.
La situación es tan apremiante para los verdes que, incluso, el propio Velasco podría quedar fuera de toda posibilidad para llegar al Senado por la vía plurinominal, ya que la raquítica cosecha de votos para el partido sólo le alcanzaría para un escaño y el gobernador chiapaneco es el segundo en la lista. La traición de Velasco generó consecuencias adversas mucho mayores de las esperadas.
Hoy Velasco Coello se encuentra ante un escenario que tampoco visualizó en esa dimensión. Está ante un virtual gobernador electo con mayor poderío político del que el propio verde tuvo alguna vez. Está ante un partido nacional devastado, padrinos políticos en crisis, una estructura estatal reducida, el ocaso de su gobierno y la enorme posibilidad de quedarse sin puesto legislativo y fuero constitucional… así las cosas.