La Feria / Sr. López
*** Juan Charrasqueado
La prima Silvia era un encanto de chamaca, estupenda estudiante y comportamiento impecable; la abuela Virgen, la de pocas luces y siete hijos, decía: -Claro, ¡con esos papás! –porque sí, los tíos Josefina y Agustín, eran unos santos; pero eran también papás de Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda y la abuela, decía: -Claro, ¡con esos papás! –y tan fresca doña Virgen.
A ver, pónganse de acuerdo: o Felipe Calderón es culpable de la sangrienta guerra contra el narco; o fue cómplice del narco.
Hay de los que con la mirada extraviada, claman no solo que se persiga a Calderón, sino que claman por más, por ejemplo el destacado miembro de la AMPAF (Asociación Mexicana de Prófugos del Ácido Fólico), Mario Delgado, presidente nacional de Morena para más señas, quien antier, puso un tuit de esos de risa loca:
“Le vamos a solicitar al INE que le quite el registro al #PAN porque está comprobado que es una organización criminal mas que política, y una organización criminal no puede seguir aspirando a participar en política. ¡Nunca más gobiernos criminales, corruptos o asesinos!”
¡Alabado sea el Señor! O sea: un señor que nunca perteneció al PAN resulta culpable en un juicio y debe desaparecer el partido que encabezaba el gobierno en que prestó sus servicios (o medró con el cargo). Con su lógica de molcajete don Delgado concluye que el PAN es una organización criminal. Si no la maneja que no fume esa cosa, digo.
Aparte de ser una declaración cómica, es peligrosa porque después del 2024, cuando salgan a flote los desechos sólidos del actual gobierno (sí, la caca flota), habrá quien recordando la atinada petición de don Delgado pida que desaparezca Morena asegurando que es una organización criminal. Sí cómo no. Y van a salir a la luz las inmundicias de esta administración, no es una aventurada afirmación: en cualquier gobierno, en cualquier país, puede haber y hay quienes no se comportan como Dios manda sino como sus ambiciones dictan.
¡Ay de Morena!, ¡ay del Presidente!, si en 2025 algún revanchista desempolva expedientes judiciales de hermanos recibiendo dinero, hijos viviendo como ricos sin oficio conocido, primas traviesas o fotos saludando a una mamá indebida. No se vale. No es así.
“Que cada palo aguante su vela”, decía la otra abuela, la listísima Elena, al explicar que el mal comportamiento es individual. Para salpicar a todo un aparato estatal o partido político, hay que presentar evidencias que prueben una asociación delictuosa, que se organizaron con propósito de delinquir (artículo 164 del Código Penal Federal).
No es bueno danzar esas danzas. Siendo cierto que difícilmente se pueden tipificar como asociaciones delincuenciales a gobiernos o partidos, sí es más fácil que a algunos funcionarios o políticos se les inculpe de delinquir en pandilla, conforme al artículo 164 bis del mismo Código: “Se entiende por pandilla, para los efectos de esta disposición, la reunión habitual, ocasional o transitoria, de tres o más personas que sin estar organizadas con fines delictuosos, cometen en común algún delito”… ¡áchis!, no vaya siendo, digo, tanta metida de pata en el ejercicio del presupuesto, tanto sobrecosto de obras inmensas, tanto contrato a dedo. No. Mejor no.
No tienen excusa estos morenistas de ocasión (hay de otros, seguro… bueno, debe haber), ansiosos de ser los primeros en decir lo que suponen quiere oír el Presidente, pues él mismo, desde atrás del atril de su prédica cotidiana, apenas el martes pasado aclaró:
“(Si resulta culpable Genaro García Luna, GGG) tampoco eso significa que él, me refiero a Calderón, esté involucrado; ahí lo que pudo haber sucedido en esa hipótesis es que él no tuvo cuidado y se dejó engañar o lo engañaron”.
Y agregó que se tenía que demostrar que el expresidente Calderón sabía y era beneficiario de los negocios ilegales del GGG: “Eso tiene que demostrarse, si él sabía y era beneficiario de los negocios ilegales que llevaron a García Luna a acumular muchísimo dinero”.
¿Ven, caballeros de la Orden de la Baba Gruesa?: la culpabilidad del GGG no significa que el expresidente sea culpable, tendría que probarse. Y no piense nadie que es un prodigio de la Naturaleza o milagro del Creador este arranque de sensatez y buen criterio presidencial, no, se trata de que no le apliquen a él la misma receta. Bien sabe que no es imposible, bueno, ni difícil, que entre sus subordinados haya algún travieso. Y hay.
Ahora bien: nada de lo antes dicho quita que el PAN (y Calderón), van a pagar y ya están pagando el precio político. Eso es inevitable tanto como que sus adversarios políticos lo aprovecharán pues en la política cuenta mucho la percepción pública, la imagen, lo que aparenta ser cierto aunque no lo sea.
Por último: propone el Presidente López Obrador que el GGG suelte la sopa, que cuente lo que sabe: “(…) sí puede contribuir entregando información, que ayude a seguir combatiendo el narcotráfico y sobre todo la asociación delictuosa entre autoridades y delincuentes sería muy bueno, independientemente de que si le aminoran los años en prisión, imagínense lo que ayudaría (…)”. (Así lo dijo, así habla, uno qué).
¡No le dé ideas, señor Presidente!: el GGG es capaz, muy capaz, de decir lo que sea que le pidan los fiscales de los EUA, con tal de atenuar su pena, cobrar afrentas y hasta salir libre (como el Rey Zambada que declaró contra el Chapo y al otro día estaba libre).
Tome en cuenta, señor Presidente, es por su bien, que el tío Sam anda trompudo con usted que no se ha cansado de pisarle los juanetes; nada más fíjese en lo que declaró la directora de la DEA, Anne Milgram, en su comparecencia ante el Senado yanqui del 15 de febrero pasado: “Creemos que México tiene que hacer más para detener el daño que se está causando (…) México no comparte con Estados Unidos suficiente información (…) el Cártel de Sinaloa opera en al menos 19 de los 32 estados mexicanos, mientras que el CJNG lo hace en 23 regiones (…)”.
Señor, acuérdese de Juan Charrasqueado.