En la Mira / Héctor Estrada
*** El inminente fin de las corridas de toros en Chiapas
El amparo (519 /2023-V) otorgado por el Juzgado Segundo de Distrito de Amparo y Juicios federales en el Estado de Chiapas para suspender las corridas de toros en San Cristóbal de las Casas durante la Feria de la Primavera y de la Paz se ha convertido ya en un antecedente jurídico importante para la lucha contra esta modalidad de crueldad animal que, pese a los nuevos contextos humanistas y marcos legales, lamentablemente sigue vigente en entidades como Chiapas.
La lucha social y jurídica contra las corridas de toros en la entidad chiapaneca tiene ya varios años de trabajo entre las organizaciones civiles. Las protestas e iniciativas de ley para prohibir los espectáculos de evidente crueldad han desfilado de manera constante durante los últimos años a las afueras de ayuntamientos, plazas de toros y congreso de Chiapas sin que hasta la fecha se haya legislado de manera definitiva al respecto.
El último intento dentro del congreso estatal ocurrió en marzo del año pasado cuando, después de uno de los tantos escándalos de crueldad animal en la entidad, integrantes de la Comisión Permanente presentaron dos iniciativas para reformar el Código Penal en materia de maltrato y crueldad animal; así como la Ley de Protección de Fauna del estado. Sin embargo, las propuestas legislativas no pasaron de la etapa de análisis y terminaron archivadas.
A los esfuerzos para contrarrestar los vacíos legales se han sumado proyectos como el del movimiento “Maltrato Animal al Código Penal”, que lleva desde el año pasado varios meses en la recolección firmas para llevar la iniciativa ciudadana al legislativo. No obstante, este mecanismo constitucional tampoco ha resultado tan sencillo de activar. Sobre todo, con las reformas que elevaron recientemente la cantidad de firmas requeridas para validar el proceso.
La ventana de oportunidad ha llegado justamente en junio del año pasado cuando un juez federal finalmente ordenó la suspensión definitiva a los eventos taurinos en la Plaza de Toros México, debido a un juicio de amparo promovido por la organización “Justicia Justa” que terminó por suspender la temporada completa de la principal plaza de toros en el país, abriendo un efectivo camino jurídico para el resto de las entidades.
Pero el mayor embate legal promovido por las organizaciones llegó sólo unos días después desde la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) quien, en una sentencia histórica (80/2022), determinó que tanto las corridas de toros como las peleas de gallos violentan el Derecho Humano a un Medio Ambiente Sano, por lo que su reconocimiento como patrimonio cultural resulta inconstitucional; estableciendo así un criterio jurídico crucial para la batalla legal contra la tauromaquia.
Por eso es que las luchas jurídicas desde las distintas entidades han avanzado con rapidez. Y es que, si bien la sentencia de la SCJN no tiene vinculaciones prohibitivas, sí establece un criterio claro para los juzgadores (jueces) a la hora de resolver juicios de amparo contra los eventos taurinos en todos los rincones de México.
Si bien hasta el momento el Congreso de la Unión no le ha entrado a la materia para establecer un lineamiento de carácter nacional, en México ya suman cinco entidades que han prohibido mediante sus constituciones y regulaciones internas a la tauromaquia. No obstante, el avance contra estos eventos de crueldad animal apuntan a tomar mayor fuerza durante los siguientes años con una inevitable lluvia de amparos que, si bien tendrán efectos particulares, sí podrán obstaculizar la realización de las corridas de toros hasta terminar por ahorcar a sus férreos promotores.
Y es que, por más que sus ya reducidos aficionados insistan defender a estos eventos como una tradición ancestral, los cierto es que no dejan de ser actos de barbarie y crueldad injustificable. Las corridas de toros y peleas de gallos, como otras tantas actividades similares, están condenadas a su inevitable desaparición del marco legal, para quedar como otro vergonzoso vestigio del pasado que se negaba a morir en aras de tradiciones irracionales, basadas en el sufrimiento animal … así las cosas.