Letras Desnudas / Mario Caballero
*** De meretrices y oportunistas
¿La partidocracia ha sido buena o mala en nuestro país?
Estoy seguro que siete u ocho de cada diez mexicanos responderán que ha sido mala, y tienen muchos argumentos de peso para creerlo así. Sobre todo, si comparamos el mundo de dinero que reciben los partidos por financiamiento público contra los resultados que éstos le han dado a la sociedad. Sólo por el costo-beneficio están reprobados.
De esos mismos diez, quizá dos y a lo mucho tres dirán que la partidocracia es buena, especialmente porque por esa misma partidocracia el electorado tuvo la oportunidad de votar mayoritariamente a favor del candidato que prometió cambiar el régimen político nacional. Hoy ese candidato es presidente de México y su partido la primera fuerza política del país.
Con este introito no quiero decir que estoy a favor de la desaparición de los partidos, como muchos otro lo están, ya que son elementos necesarios de la democracia representativa. Es decir, a mayor número de institutos políticos, mayor número de opciones a elegir que satisfagan las necesidades y anhelos de la sociedad.
Pero lo que me choca, y mucho, es que dentro de este catálogo de partidos hay varios oportunistas que nada aportan para el fortalecimiento de la democracia. Llamarlos “partiduchos” es quedarnos cortos, puesto que son verdaderas meretrices que mucho han desvirtuado a la profesión de la política. Carentes de toda ideología, se paran en las esquinas esperando venderse al mejor postor.
EL VERDE QUE NO MADURA
Uno de ellos, tal vez el principal en el catálogo, es el Partido Verde, que de ecologista no tiene nada. Todo lo contrario, si por un lado asume un nombre que no predica en los hechos; por el otro, ha hecho de la política y la democracia un jugoso negocio para sus dueños y principales figuras.
En honor a la verdad, admito que de esta franquicia han salido excelentes cuadros políticos, que con base a su esfuerzo, propuestas y proyectos se han ganado la confianza de la gente para ser los representantes de sus intereses, incluso para encabezar gubernaturas.
Sin embargo, a nivel de organización la cosa huele a podrido.
Nació durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, y desde que el Verde obtuvo su registro ha recibido cientos de millones de pesos cada año de las arcas públicas. Este dinero, lamentablemente, no ha sido de utilidad para fortalecer al partido, su estructura y programa político. Más bien ha servido para que los propietarios y compinches vivan una vida digna de la más acaudalada realeza, con mansiones, grandes empresas, viajes por el mundo en jets privados, guaruras y todo tipo de excentricidades.
Algo que no podemos obviar es que la presencia de los verdes es visible, o más visible, sólo en tiempos electorales, ya que el resto del tiempo pasan desapercibidos. ¿Y sabe qué es lo peor? Que cuando llega la época electoral no son ellos los que diseñan y desarrollan sus proyectos políticos, sino contratan a los mejores profesionales en campañas políticas para que les construyan las estrategias más efectivas para posicionarse entre el electorado y ganar votos.
¿De dónde salieron los videos de famosos y celebridades hablando lindezas del Verde y asegurando que ellos votarían por sus candidatos? De estos profesionales.
Asimismo, si en el ánimo social está matar a los violadores y secuestradores, ellos proponen la pena de muerte. Paradójicamente, nada proponen sobre qué acciones se deberían realizar para enfrentar como sociedad el reto de revertir el cambio climático, proteger nuestras áreas naturales, cuidar el uso del agua y fomentar en las escuelas la cultura en pro del ambiente.
En fin, el PVEM hace todo para ganar, y eso incluye los conocidos fraudes a la ley. Está dispuesto a pagar altas multas por esas trampas que le han permitido obtener una buena cantidad votos.
Si antes habíamos dicho que lo peor de este partido era que sus candidatos no diseñaban sus propias estrategias, creo que lo verdaderamente deleznable es que sabe venderse. Lo vimos en este sexenio en la Cámara baja cuando varios diputados verdes se pasaron a las filas de Morena. ¿Y a cambio de qué? De dinero y prebendas políticas.
Fue así que en el sexenio pasado fue aliado del PRI y de Peña Nieto, y ahora lo es de Morena y del presidente AMLO. Como dice la canción de Lara: “Vende caro tu amor, aventurera”.
EL PARTIDO DE LOS VIVIDORES
Otro partido en el catálogo de los oportunistas es el Partido del Trabajo, que también nació en la administración salinista, bajo el amparo y financiamiento de Raúl Salinas.
Por obvias razones, en un primer momento fue aliado del PRI, y cuando ya no vio futuro de esta alianza se fue con el PRD, operando a favor del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador.
En 2015, perdió su registro. Pero gracias a la influencia del gobierno peñista y del mismo PRD, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le devolvió el registro mientras se contaban los votos de la elección extraordinaria de uno de los 300 distritos electorales. Ergo, también con el respaldo del PRI y el PRD, el PT le metió un dineral a esa elección (en la que hubo señalamientos de compra de votos y acarreos) para mantener su registro, y lo logró.
Tres años después, sin embargo, traicionó a los partidos que lo salvaron y se sumó a la coalición de Morena, alcanzando en 2018 una votación nunca antes vista en toda su historia.
Ejemplo de ello fue lo ocurrido aquí en Chiapas, donde el PT, cuyo dueño es Amadeo Espinosa Ramos, por primera vez en toda su existencia obtuvo varios escaños en el Congreso local y varias alcaldías, pero no por el mérito de sus candidatos sino por estar aliados con el partido del presidente. Este instituto podrá no tener ninguna ideología, pero ahí está como la veleta, girando y medrando con los vientos de la 4T.
OTRO OPORTUNISTA
Otra meretriz que quiso volar con los vientos de la Cuarta Transformación es el Partido Encuentro Social, que se vendió como un organismo político liberal, pero su postura es profundamente conservadora, dado a que se compone por ideologías protestantes. Por ejemplo, se opone al matrimonio entre homosexuales y no aprueba el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo, ni siquiera en el caso de que sean producto de violaciones.
En 2018, no obstante, no alcanzó el 3% de los votos necesarios y el INE le quitó el registro. A pesar de ello, sus huestes siguen deambulando como zopilotes alrededor de Morena.
RUMBO AL 2024
Ahora que las precampañas presidenciales han comenzado en Morena, los probables candidatos ya se han acercado a estos partidos, que de seguro se estarán frotando las manos por cobrar caro su amor, o mejor dicho, su respaldo.
¿Esto es lo que merecemos los mexicanos a cambio de los cuantiosos recursos que se invierten año con año en el mantenimiento de nuestro régimen democrático? No lo creo.
Después de lo mucho que nos ha costado transitar a una verdadera democracia, con tres alternancias en la Presidencia consumadas desde las urnas electorales, es sumamente reprobable que estos partiduchos acrecienten sus cuotas de poder y dinero de ella. Una desgracia democrática y política.
Twitter: @_MarioCaballero