Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero

*** Los caciques de Altamirano

Los que me han seguido durante algunos años a través de esta columna, es decir, mis lectores de huesos negros, me comprenderán cuando digo que las cosas no aparecen de la nada y ni pasan de gratis. Como lo refiere la ley de causa y efecto, todo mal tiene su origen en una acción previa. Cuando un perro muerde a un niño, es porque nadie amarró al perro. Así de simple.

Entendamos, entonces, que los conflictos que han explotado recientemente en distintos municipios del estado no son producto de la espontaneidad, sino son el último eslabón de una larga cadena de abusos que se funda en el caciquismo de familias que han hecho del abuso de poder y la ingobernabilidad su modus vivendi.

En Yajalón, por ejemplo, una tierra de caciques de horca y cuchillo, hay familias que se han perpetuado en el poder durante generaciones formando alianzas mediante el casamiento de hijas e hijos de terratenientes, quienes por décadas han venido acumulado enormes fortunas a través de la explotación de los indígenas, que han trabajado en condiciones de semiesclavitud en las fincas de café. Esta familia está encabezada actualmente por Alfredo Pinto Aguilar.

ALTAMIRANO

Debido a los acontecimientos que se han suscitado en meses recientes, quiero pedirle que fijemos nuestra atención en el caso de Altamirano, un municipio con una profunda cultura Tseltal y Tojolabal que vivió hace poco una crisis de ingobernabilidad propiciada por los abusos de una sola familia: los Kanter.

Fundada en 1806 como Nacashtlan y que desde 1935 recibe su nombre en honor al poeta Ignacio Manuel Altamirano, esta localidad está en el grupo de los municipios rojos con mayor población en condición de pobreza. De acuerdo con la Medición Multidimensional de la Pobreza del Coneval, que hace un análisis comparativo de este indicador entre el periodo de 2015 a 2020, el 94.6% de los habitantes son pobres, es decir, 34 mil 207 personas.

Además, 43 de cada 100 habitantes son analfabetas y 97 de cada 100 están ubicados por debajo de la línea de pobreza por ingresos. Por si fuera poco, del total de los 36 mil 160 avecindados, 16 mil 127 viven en pobreza extrema. Es más, según ese estudio hay cientos de familias que no cuentan con los servicios básicos en el hogar y hay miles que no tienen siquiera una méndiga lavadora.

Sólo con eso es fácil comprender cuán devastadores pueden ser los cacicazgos políticos para cualquier población, que a la vez de impedir el desarrollo de la localidad y agrandar la brecha de desigualdad, la riqueza queda en manos de unas pocas familias y, a veces, de una sola. Como es el caso en Altamirano.

CACIQUISMO

Todo empezó en 2021, tras el “triunfo” electoral de Gabriela Roque Tipacamú, quien asumió la presidencia municipal de Altamirano el primero de octubre de ese año.

Sin embargo, la gente nunca estuvo de acuerdo con ser gobernada por ella. Y su resistencia, cabe aclarar, nada tuvo que ver en ningún momento con que ella fuera mujer.

Así que tratando de impedir que Roque asumiera el cargo, la población inconforme llevó actos de vandalismo en la presidencia municipal, motivo por el que ella tuvo que rendir protesta en una sede alterna el 31 de septiembre por la noche.

Ergo, Gabriela Roque renunció el 22 de octubre de ese mismo año, cediendo a las presiones para la liberación de su esposo, el exalcalde Roberto Pinto Kanter, quien fue retenido y privado de su libertad el 29 de septiembre por un grupo de ejidatarios.

Acto seguido, el Congreso del Estado nombró un concejo municipal el 28 de octubre de 2021, compuesto por María García López como presidenta concejal, Fernando Gabriel Montoya Oseguera como concejal síndico y como concejales regidores María Teresa Pérez López, Cristóbal Gómez Sántiz y Óscar Gómez Velasco, quienes estuvieron en funciones constitucionales hasta el 30 de septiembre pasado.

Mientras tanto, después de la instalación del concejo municipal la situación en Altamirano estuvo en calma durante algún tiempo. Y así hubiera permanecido si a Montoya Oceguera no se le hubiera subido la materia fecal a la cabeza para abusar del poder en contra de los pobladores que se oponían a las obras realizadas en la localidad. De hecho, lo acusaron de hacer mal uso de los recursos del Copladem y utilizar a la presidente concejal como su títere.

Fue entonces que hubo nuevos hostigamientos, como incendios de viviendas, cortes de energía eléctrica y del suministro de agua potable, así como bloqueos carreteros y manifestaciones iracundas que exigían la destitución del concejo municipal.

Empero, el episodio más terrible ocurrió el 10 de octubre de 2023 cuando un grupo de 130 ejidatarios que había viajado a Tuxtla Gutiérrez para reunirse con diversas autoridades estatales con el objeto de encontrar una solución al conflicto, fue emboscado al regresar a Altamirano por la agrupación criminal denominada “14 de Agosto”, supuestamente bajo el mando de Montoya Oseguera, siendo retenidos 63 de sus miembros.

Este crimen, desde luego, auspició otra ola de violencia y de protestas en la región.

Por fortuna, la intervención del gobernador Rutilio Escandón Cadenas, quien desde el primer minuto de su administración le apostó al restablecimiento de la legalidad y el Estado de Derecho para la recuperación del tejido social y la tranquilidad de los ciudadanos, le puso fin al conflicto a través de la mejor estrategia política de todas: el diálogo.

Cuando todo presagiaba derramamiento de sangre, los bloqueos en las entradas al municipio se levantaron y las actividades económicas, sociales y comerciales en Altamirano volvieron a la normalidad, como hasta ahora.

LOS KANTER

Pero, ¿recuerda usted que al inicio dijimos que las cosas no surgen de la nada y ni pasan de gratis? Bueno, el hecho de que el pueblo se haya levantado para derribar a un gobierno que no quería y mucho menos merecía fue la gota que derramó el vaso.

Pues Roberto Pinto Kanter, quien estaba terminando el trienio 2018-2021, fue acusado de cometer fraude para hacer que su esposa ganara la elección de 2021. Inclusive, se comenta que fingió divorciarse de Gabriela Roque para que ella pudiera ser su sucesora, ya que la ley electoral impide que el o la cónyuge acceda al mismo cargo.

Repito: esto fue la gota que derramó el vaso. La gente se cansó. Puesto que a través de su esposa Roberto Pinto Kanter gobernaría por cuarta vez ese empobrecido municipio, donde Armando Pinto Kanter, Amilkar Pinto Kanter, sus esposas, cuñados, algún primo o pariente de ellos había sido presidente municipal o funcionario de primer nivel desde los años noventa y hasta el 2021.

Así que todo lo sucedido en ese municipio fue por consecuencia de los abusos, corrupción y hostigamientos de esta familia caciquil que se sentía dueña del municipio y que durante más de 20 años privó a la población del desarrollo, la educación, la seguridad y, por lo contrario, la condenó a la miseria y la ignorancia.

Algo más, los Kanter también son señalados de financiar y proteger a grupos armados que utilizan para amedrentar a la ciudadanía. Y mientras en el pueblo hay miles de personas viviendo en pobreza extrema, los hijos de Roberto Pinto exhiben en las redes sociales su vida de lujos y sus viajes de placer en Francia, Brasil, Japón, Canadá y otros lugares turísticos considerados exóticos, como Bali.

yomariocaballero@gmail.com