Mario Caballero || Columna

(Parte 1)

Letras Desnudas || Mario Caballero

*** Los protegidos de Zoé

En febrero de 2015, Zoé Robledo Aburto publicó un artículo en la revista Nexos bajo el título Conflictos de interés, una asignatura pendiente a legislar, en el que describe prolijamente qué es un conflicto de interés, cómo ocurre, cuáles son las consecuencias, detalla lo que otros países han hecho para regularlo y hasta expone el ejemplo de Rob Ford, exalcalde de Toronto, para ilustrarlo. No deja, sin embargo, de proponer medidas para identificarlo en los servidores públicos de México y asegura que en la transparencia está la solución.

“México […] no cuenta con una institución que se encargue exclusivamente del conflicto de interés, ni con una normatividad robusta que regule el tema […]. Es por ello que se debe legislar en la materia. Regularlo para castigarlo, pero, sobre todo, para prevenirlo”, escribió.

Pero tal parece que el hoy director general del IMSS se olvidó de sus propias palabras. Todo lo que dijo hace ocho años no es más que letra muerta, un pensamiento que no tiene vigencia ni siquiera en el autor que lo plasmó en el papel.

Y esto es una verdadera pena, ya que si Zoé hubiera ejercido el cargo así como pensaba hace una década, con la moral y la inteligencia bien puesta, sin duda su desempeño al frente del Seguro Social fuera digno de todo reconocimiento y esta institución no estuviera salpicada de escándalos de corrupción, desvío de recursos públicos y, claro, conflictos de interés. Pero no, la ambición le ganó y ahora no le queda más que pagar las consecuencias, como el hecho de haber quedado fuera de la carrera por la gubernatura de Chiapas.

Y algo que me parece un sublime acto de incongruencia, es que buscando ser candidato al Gobierno del Estado haya protegido y beneficiado a gente que le hizo mucho daño a Chiapas. Entre ellos, Nemesio Ponce Sánchez y Eduardo Thomas Ulloa, quienes actualmente ocupan cargos claves en el manejo de los recursos del IMSS.

Empiezo por Nemesio Ponce.

EL DOCTOR TOTALMENTE PALACIO

Ponce entró al IMSS en abril de 2020 como Coordinador de Políticas de Salud, cargo que desempeñó hasta noviembre de mismo año para luego fungir como Coordinador Técnico de Servicios Indirectos.

Desde su llegada al Seguro Social fue señalado por operar licitaciones a modo. Testimonios señalan que, de acuerdo con denuncias en curso presentadas por proveedores y trabajadores de la institución ante la Secretaría de la Función Pública, la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República, Ponce tiene como proveedor preferido a la empresa Vitalmex a quien favorece con los procesos de compra y parte de la estrategia es inflar los costos de los insumos, lo cual genera una afectación a las finanzas del IMSS.

Sin embargo, Nemesio sigue intocable. ¿Por qué? Por las facturas políticas que Zoé le debe desde hace tiempo. Pues se dice que él fue el que logró, inclusive fuera del periodo establecido, registrar la candidatura de Robledo Aburto al Senado de la República en 2012, por el PRD.

Es uno de los amigos íntimos de Juan Sabines Guerrero desde que éste trabajaba en la Delegación Cuauhtémoc a mediados de los noventa, y eso fue lo que le valió para ser subsecretario de gobierno en el sexenio sabinista (2006-2012), el más corrupto del que se tenga memoria hasta el día de hoy.

Para muchos no es un secreto el problema de Sabines con el consumo de estupefacientes. Por eso los que estuvieron cerca de ellos cuentan que tenían una relación muy extraña. Cuando el hoy cónsul estaba mal, es decir, pasado de dosis, Ponce se metía con él al baño cargando un pequeño maletín y en cuestión de algunos minutos salían frescos, rozagantes, más vivos que nunca, como si nada hubiera pasado.

Pero eso es lo de menos. Lo que realmente importa es que Nemesio, después de ser un don nadie, fue uno de los hombres más poderosos en la administración sabinista. Bajo el consentimiento del exgobernador controlaba el Congreso local, influía en los presidentes municipales, los secretarios de Estado le rendían cuentas y la relación que tuvo con los titulares del Poder Judicial fue de complicidad. En poder sólo competía con Mauricio Perkins, otro del círculo cercano de Sabines.

Por sus órdenes muchos políticos fueron encarcelados u obligados a huir del estado. Lo mismo ocurrió con líderes sociales, campesinos y periodistas que no quisieron someterse a su capricho.

También contra el líder minero Mariano Abarca Roblero, al que mandó arraigar en la Quinta Pitikito por obstaculizar los trabajos de la minera canadiense Black Fire, empresa con la que el gobierno de Sabines tenía oscuros tratos multimillonarios por la concesión de la extracción de barita en Chiapas, y al que asesinaron a tiros después de que Ponce le manifestara a Emiliano Canales Cervera, presidente de dicha minera, que si Abarca no se alineaba lo iba a eliminar.

Y la lista de perseguidos, desterrados y encarcelados es de un largo etcétera.

RIQUEZA

No hay poder sin dinero. Nemesio se enriqueció a manos llenas al amparo del poder y colocó a su familia en los mejores puestos. A su esposa Martha Jiménez Barrios, por ejemplo, la puso al frente de las finanzas del DIF estatal y un año antes de que terminara el sabinato se descubrió que ella era responsable de un quebranto de muchos millones de pesos.

A su hermano Federico lo puso a cargo de las compras del Consejo de Seguridad Pública, donde fue el encargado de adquirir las patrullas de todos los municipios de Chiapas, asimismo los uniformes de los policías, papelería, mobiliario, herramientas, todo lo que concierne al entonces C4 y hasta construyó edificios para la Secretaría de Seguridad Pública a nivel estatal.

Otro de sus hermanos, Francisco, fue director general de Talleres Gráficos de Chiapas y posteriormente fue el administrador del Centro de Convenciones.

A través de su sobrino José Antonio Ramos Castrejón, quien ocupó un alto cargo en la Secretaría de Infraestructura, hoy Obras Públicas, Nemesio entregaba los contratos por asignación directa a empresarios de la Ciudad de México y Puebla, que eran sus amigos.

¿A cuánto asciende la riqueza que acumuló Nemesio Ponce durante su paso en Chiapas? Me disculpo por no saberlo. No obstante, después de haber llegado al estado dando lástima en un viejo Pointer color rojo, hoy es dueño de una mansión por el rumbo del Tecnológico de Monterrey, que consta de una hectárea de terreno, un salón especial con mesa de billar, cava climatizada, alberca, jardines, entre otros lujos.

Además, tiene un departamento en el complejo Miyana, en Polanco, en la Ciudad de México, donde vive su hijo Alberto Marlon Ponce Jiménez. Tiene otro en Cancún y entre ambos suman un valor que rebasa los 27.5 millones de pesos. Una gran fortuna para alguien como él que no era doctor, sino un simple camillero.

Como cereza en el pastel, su hijo se convirtió de la noche a la mañana en un próspero empresario dedicado a la compraventa de medicamentos e insumos hospitalarios, que según fuentes a este columnista ha obtenido contratos multimillonarios del IMSS.

El viernes sobre Eduardo Thomas Ulloa.

yomariocaballero@gmail.com