La Feria || Sr. López
*** Aguantar y no perder
La boda por lo civil de la prima Tina (Ernestina, de las toluqueñas), hizo cancelar la boda por la iglesia. La razón fue que el novio escuchó con atención la lectura que entonces se acostumbraba de la epístola de Melchor Ocampo y antes de firmar el acta matrimonial, dijo al Juez que no aceptaba los compromisos que le querían imponer de última hora. El Juez lo mandó a volar. Tina también. Como ya estaba hecho el gasto de la fiesta, se fue a cambiar Tina y se divirtió de lo lindo: -De la que me salvé –decía brindando de mesa en mesa. Muy cierto.
La verdad, las elecciones del próximo 2 de junio, para el Presidente son un referéndum de aprobación a él, no a su gobierno, a él, porque él es lo único que le importa a él (y al pueblo bueno, inscripciones abiertas). La máxima derrota que podría sufrir en su vida política sería perder estos comicios, él, el mejor Presidente de la república y segundo del mundo.
La verdad, las elecciones del próximo 2 de junio, para doña Sheinbaum quién sabe qué sean. Dice que de ganarlas continuará con la transformación del país (antes eso se llamaba contumacia), y aunque tuviera muy en el fondo de su alma la intención de cambiar todo lo que haya de cambiarse en su hipotética presidencia de la república, lo cierto es que compite con esa divisa, con el lema de más de lo mismo. Ni modo, no tiene de otra. Ya se sabrá si el tenochca con crayola, piensa que lo mejor es echarse otros seis años como estos. Y desde el Cielo se oye a José José: Peeero lo dudo…
La verdad, la verdad, no son tan pocos los que van a sufragar en contra de doña Sheinbaum, básicamente por darse el gustazo de derrotar al Presidente López Obrador y verlo negándose a aceptarlo como es su arraigada costumbre, porque jamás ha aceptado que pierde cuando pierde en cuyo caso publica libros con su nombre (que los escriba es otra cosa, se solicita información), en 1988 sacó ‘Tabasco, víctima del fraude electoral’; en 1994, ‘Entre la historia y la esperanza: corrupción y lucha democrática en Tabasco’; y en 2012, ‘No decir adiós a la esperanza’; en los que (no me lo va usted a creer), desconoció los resultados y alegó fraude. Si su candidata suya de él pierde los comicios, no lo dude, publicará otro libro como zaga del más reciente (‘Gracias’), que bien podrá titular: ‘De nada’.
Como sea, el Presidente se va el 31 de septiembre próximo, sin ninguna posibilidad de evitarlo. Y los que todavía creen que es Superman, el invencible electoral, se les recuerda que:
En 1988 perdió las elecciones para Gobernador de Tabasco; volvió a perderlas en 1994; repitió derrota en las elecciones presidenciales del 2006 (por cierto: le llevaba el 20% de ventaja a Calderón en las encuestas y perdió); y fue vencido nuevamente en las presidenciales del 2012 (que le ganó Peña Nieto con el 6.7% de ventaja aunque en las encuestas don Quique Copete estaba 30% arriba, para ratificar la confianza de las patrióticas masas en las encuestas tenochcas).
En resumen, desde 1988 se ha presentado a seis elecciones, perdiendo cuatro. Así como que promedio de bateo de campeón, no: dos hits en seis turnos al bat no son de presumir.
También debe repetirse que en 2018 ganó la elección presidencial con 30 millones 113 votos (el 53.19%), y para el 2021, en las elecciones federales intermedias, sacó solo 16 millones 760 mil votos (el 34.10%), perdió en tres años 13 millones 753 mil votos, casi la mitad (47%). La oposición venció en número de votos y parece que nadie se diera cuenta.
Y doña Sheinbaum que aspira a ganar la presidencia de la república, no es que sea un huracán político, la faraona de las elecciones. Sí ganó la Jefatura de Gobierno de la CdMx en 2018, con 2 millones 540 mil votos, y 11 de 16 alcaldías; pero para el 2021, en plenitud de poder su mentor y faro político (el señor de Palacio), solamente obtuvo 1 millón 578 mil votos y 7 alcaldías, se le esfumaron en el camino un millón de votos, nueve alcaldías y la mayoría en su Congreso. El más inesperado y rudo golpe que no esperaban ni ella ni su héroe (el señor que pronto deja Palacio): ser derrotados en su bastión.
Lamentable para doña Sheinbaum que no tenga más remedio que ofrecer más de lo mismo y más lamentable su falta de reflejos políticos (de cintura, se dice en el boxeo).
Ayer se celebró el “Diálogo por la Paz”, organizado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), para que los tres candidatos a la presidencia (incluyeron al señor Álvarez por caridad cristiana), firmaran el documento de la CEM titulado: “Compromiso Nacional por la Paz”, emanado del Diálogo Nacional por la Paz convocado por la iglesia católica.
Doña Xóchitl y el tal Álvarez, firmaron. Doña Sheinbaum, también pero advirtiendo que no estaba de acuerdo con partes sustanciales del documento y pidiendo que se le anexara uno de ella, titulado ‘Sigamos Dialogando: Coincidencias y Diferencias con el documento Compromiso por la Paz, estrategias de política pública para la paz de la Conferencia del Episcopado Mexicano’. O sea, doña Sheinbaum al ver que el documento a firmar se opone a la estrategia del Presidente, pretende imponer a la CEM y los otros candidatos lo que le salió del forro de su morenista voluntad. Allá ella.
Los católicos en México según el Inegi, son 97.8 millones. Hay 95 diócesis con 7,165 parroquias y 5,786 centros pastorales; aparte, la iglesia maneja 650 asilos, 800 orfanatos y 2,000 jardines de niños. Cada parroquia y centro pastoral tiene en promedio 7,551 fieles.
Con una salpicadita de historia de México, se entiende que no reditúa plantarle cara a la iglesia católica. Doblaron a Plutarco Elías Calles, por ejemplo, y le aguantaron la parada a los liberales masónicos del siglo XIX. Gobiernos van, gobiernos vienen: la iglesia ahí sigue.
Y doña Sheinbaum no firmó el documento. O sea, sí, pero con sus condiciones. Pues no firmar y no querer quedar bien con Dios y con el diablo. Con la iglesia no se juega a los topes, que aquí tiene sus buenos 500 años de aguantar y no perder.