La Feria || Sr. López
*** Examen de conciencia
Este menda, contra lo que piensan algunos, tuvo madre; aparte, dos abuelas (claro), tías, tías abuelas y primas ya adultas cuando el del teclado apenas iba a ‘parvulitos’ (no se decía kinder); y todas mandando en su casa. Para su texto servidor, era lo normal y ya con los años, descubrió que no era común. Adolescente, lo comentó con el Jefe de Proveeduría (otros le decían ‘papá’), y siendo el hombretón que fue, macho como de película en blanco y negro, dijo: -Usted no se busque problemas, obedezca a su madre y ya –hablaba de ‘usted’ cuando la cosa era seria. Y este junta palabras, después de las monjitas en ‘parvulitos’, siguió obedeciendo mujeres, maestras… novias, esposa, hijas. Infancia es destino.
Pero en la realidad, es cuesta arriba ser mujer. Contra viento y marea, han ido consiguiendo no poco, pero todavía muy insuficiente. Es injusto, irracional pero así es. Y menos se entiende si se repasa tantito la enorme lista que consigna la historia, de mujeres muy destacadas en muchos ámbitos, también en el de gobierno.
No vayamos tan lejos como el siglo XV a.C., con la faraona Hatshepsut, que trajo cortitos a los egipcios 22 años; piense en los 34 años de Catalina la Grande mandando rusos (que no son facilitos), a la que se le conoce así, la Grande, porque cambió para bien y de arriba abajo, lo que hasta ella era un rústico país y por cierto, fundó la primera institución del mundo, de educación superior para mujeres, gratuita. O más cerca de nuestros tiempos, la reina Victoria del Reino Unido y Emperatriz de la India, que a lo largo de casi 64 años les tronó los dedos a sus súbditos, que la idolatraban.
Pero sigue siendo asimétrica la condición de la mujer respecto del macho. Un dato para que nos entendamos, según la ONU, en el 2024, de los 193 países miembros de esa organización, solo en 28 naciones gobiernan mujeres; aparte, en el mundo, menos del 20% de las mujeres que tienen tierras, son legalmente sus propietarias, les está vedada la propiedad, por costumbres o leyes; y solo el 13% de los puestos de organizaciones multilaterales del planeta están a cargo de mujeres. Eso para no hablar de la cotidiana violencia, abusos, explotación, asesinatos y la siempre elusiva igualdad salarial. Se oye feo pero es cierto: nacer mujer es una desventaja.
Por otro lado, ya hablando de nuestros tiempos y de las mujeres que han llegado a presidentas o jefas de Estado, no se puede afirmar que por ser mujeres han gobernado bien. Sí, la mujer naturalmente es superior al varón, cuidando a otros y cuidando el dinero (aplican restricciones: la prima Elisa quebró tres maridos), pero ser mujer tampoco es garantía de nada.
Sin embargo, hay un catálogo de mujeres que han gobernado bien y mejor que bien. Angela Merkel, en Alemania; Indira Gandhi, en la India; Margaret Thatcher, en el Reino Unido; Golda Meir, en Israel; Michelle Bachelet, en Chile; Dilma Rousseff, en Brasil (controversias aparte); y otras… pero eso, se insiste, no fue por ser mujeres, que también hay de otras como Isabelita Perón, en Argentina, cuyo gobierno fue una birria; nada más para que se dé una idea, la fina dama firmó el llamado “decreto de aniquilamiento”, para que ejército y fuerzas policiacas, secuestraran, torturaran y ejecutaran a los “subversivos”; se le considera la iniciadora del terrorismo de Estado en Argentina; fue derrocada con un golpe de Estado en 1976; no fue difícil, el general José R. Villarreal, a las tres y pico de la madrugada, le anunció: “Señora, las fuerzas armadas han decidido tomar el control político del país y usted queda arrestada”, listo. Por cierto la señora vive en Madrid, bien, no se crea que pasa carencias (tiene 93 añitos).
Otra nota interesante es que según ONU Mujeres: “Son frecuentes las historias de lideresas que llegan a los cargos cuando las cosas se caen a pedazos”. Por algo será, parece que la gente las lleva al poder cuando perciben que algo anda muy mal y… bueno se han de acordar de sus mamás.
Esta larguísima introducción es para que se entienda la naturalidad con que este tecladista ve la llegada al poder presidencial de una mujer, doña Sheinbaum, y también que no prejuzga sobre si gobernará mejor que Karajan dirigiendo la Filarmónica de Berlín o si su sexenio será como la Novena sinfonía de Beethoven, interpretada por Los Xochimilcas. Eso, el tiempo lo dirá.
Al país le conviene, a todos nos conviene, que haga un buen papel. No sería de celebrar que fracasara. El país que recibe sí está en riesgo de una crisis muy seria como para empeñarse en sostener la ideología rascuache de la 4T al precio de conseguiros problemas que no tenemos con el gran capital del que, nos guste o no, dependemos y mucho menos buscarle las cosquillas al tío Sam, al fétido tío Sam, que bien sabe que puede reventarnos sin mucho problema para su potentísima economía. Quiera el Buen Dios que doña Sheinbaum se conduzca con la objetividad y el rigor propio de su indiscutible oficio de científica.
Otra cosita que le quería comentar es que los análisis y comentarios de esos que dicen que saben, sobre lo que serán sus acciones de gobierno, adolece de un defectito: se están aplicando criterios en función de las experiencias que hemos tenido con otros presidentes, sin recapacitar en que la señora que será Presidenta de México, es mujer, naturalmente, lo que invalida al menos en parte las sesudas conclusiones de los estudiosos y expertos en política nacional.
No es tan difícil: la mujer no actúa como hombre (sabio este menda). No actúa necesariamente mejor, no, pero actúa de otra manera, incorpora a su juicio categorías que el hombre ni sospecha, sin que tenga nada que ver con inteligencia, sentido común o la entereza con que se toman decisiones. Y además: la mujer que llega a estamentos de poder, lleva en su bagaje emocional, muchos agravios, muchas ofensas, muchas luchas inútiles que le impuso el machito de la especie. Y eso, ya lo verá, hace recomendable que algunos hagan examen de conciencia