Letras Desnudas || Mario Caballero
*** El Vividor
Amadeo Espinosa Ramos no es una persona de fiar. Es un charlatán. Un vividor que ha amasado una fortuna al erigirse como el dueño del Partido del Trabajo en Chiapas. Sin más, es un oportunista cuya ambición de poder y riqueza no conoce límites.
Ha sido diputado local y varias veces diputado federal, siempre por la vía plurinominal.
En las elecciones de 2015 pecó de soberbia y buscó la diputación federal por el Distrito IX, con sede en Tuxtla Gutiérrez, pero perdió de manera humillante.
Tal vez sólo sean habladas, pero cuentan que el día de las votaciones llegó a la casilla electoral con toda su familia, y si no cargó con el perro es porque éste no tenía credencial del INE. Sin embargo, al realizar el conteo, sólo obtuvo un sufragio. Ni sus hijos votaron por él.
“Se cosecha lo que se siembra”. El repudio hacia Amadeo Espinosa fue el pago a los casi treinta años que lleva abusando del poder y de los cargos públicos. Nunca ha entregado buenos resultados a la sociedad, pero ha usado la política para enriquecerse.
HECHURA DE LA MAESTRA
Amadeo es maestro de educación primaria. Egresó de la Escuela Normal Rural Mactumactzá allá por el año 1975.
Hoy reniega de la otrora poderosa maestra Elba Esther Gordillo, pero no puede borrar la historia de que ella fue su principal promotor político y su hacedora.
Espinosa se inició en la política en el magisterio federal, bajo los pies de Julio Peralta Esteva, exdirigente de la Sección 7 del SNTE, de quien fue su maletero y, tras varios años de servilismo, terminó convertido en su cómplice.
Peralta le presentó a la maestra Gordillo, a la que Amadeo sedujo a través de dádivas, coqueteos y halagos. Así se convirtió en su amigo. Y, ciertamente, la comiteca le demostraba deferencia y aprobación. Por lo cual, éste exigía que los demás lo trataran con respeto.
En 1994, Julio Peralta se vio obligado a abandonar el liderazgo magisterial debido a los señalamientos de corrupción y abuso de autoridad en su contra. Por lo cual, había perdido el control del sindicato. Empero, antes de dejar el cargo intentó colocar a alguien a modo. Fracasó.
A la sazón, Elba Esther Gordillo tomó el primer vuelo a Tuxtla Gutiérrez y convocó a un congreso seccional en el antiguo Hotel Camino Real.
Ahí, la maestra impuso a Amadeo Espinosa como dirigente de la Sección 7, pero la decisión no fue bien recibida por el grueso magisterial. Ningún maestro quería al lacayo más rastrero de Peralta al frente del gremio. Tomaron el lugar y exigieron un dirigente elegido conforme a los estatutos, democráticamente y ajeno al grupo del anterior dirigente.
Poco les tardó el gusto. La maestra Gordillo aplacó la disidencia a punta de gritos.
A la mañana siguiente, los periódicos locales publicaron la noticia de que en horas de la madrugada Amadeo Espinosa había sido nombrado dirigente de la sección 7 del SNTE por el periodo 1994-1998.
EL PT
Como líder sindical no le fue nada mal. Amadeo obtuvo poder, relaciones con las altas esferas de la política chiapaneca, pero su éxito político y económico llegó al erigirse como dueño de la franquicia estatal del Partido del Trabajo, posición que detenta desde los años noventa.
En una primera etapa como líder del PT, Julio César Ruiz Ferro fue su mayor benefactor. El exgobernador lo colmó de dinero, poder y prebendas políticas de todo tipo.
Después de esto nada quedó de aquel humilde exnormalista que mendigaba pan y recorría los pasillos de la Mactumactzá con chanclas de pie de gallo, pues Amadeo pasó de pobre a millonario.
Esta historia comenzó cuando el expresidente Zedillo impuso a Ruiz Ferro como gobernador interino tras la renuncia de Eduardo Robledo. Sin embargo, Julio era un perfecto desconocido para los chiapanecos y no contaba con respaldo político en el estado.
Entonces, al sentirse indefenso y navegando en un gobierno opaco y sin legitimidad, Ruiz Ferro buscó aliados y lo encontró en Amadeo Espinosa Ramos, quien entonces comandaba la misma runfla de maestros con los que fundó y ahora controla el PT: una supuesta alternativa política que todo este tiempo sólo ha servido para enriquecer a políticos gandules.
Ruiz Ferro amamantó con carretadas de dinero surgidas del erario público a este partido, y a cambio recibía aplausos y complicidad. La riqueza de Amadeo creció tanto que hoy puede contarse entre los hombres ricos de Chiapas.
El PT es un organismo político que desde su fundación hace más de 30 años no ha contribuido en el desarrollo del país. A través de éste muchos políticos que antes eran “robavacas” o profesores normalistas salieron de la miseria para ser grandes potentados. Entre ellos, Hugo Robledo Gordillo, Abundio Peregrino, Sonia Catalina Álvarez, Carlos Mario Estrada Urbina y, por supuesto, Amadeo Espinosa, el capo di tutti capi.
DEFENSOR DE DELINCUENTES
Por otra parte, no podemos negar que Amadeo es una persona de buen corazón… pero con los sinvergüenzas y delincuentes.
Cuando Pablo Salazar fue arrestado, rápido corrió en su defensa. Calificó la aprehensión del exgobernador como una cacería política, cuando a la verdad era simple y llana justicia para el pueblo de Chiapas.
Pablo fue un tirano. Un déspota. Al ser investigado se descubrió que junto con un grupo de sus colaboradores había tomado dinero de los chiapanecos de manera ilegal.
No obstante, la actitud de Espinosa Ramos era entendible. Durante el mandato de Salazar, recibió muchos beneficios al ser operador político de Pablo en el Congreso del Estado en la LXI legislatura. Fue tanto su dolor que en el tiempo que éste estuvo preso lo visitó casi a diario.
Algo más. La devoción de Amadeo hacia Pablo tenía dos razones fundamentales. La primera, lealtad al que tanto poder y dinero le dio durante su administración. La segunda, el negocio que habían pactado. Se dice que meses antes de la detención, Amadeo juró venderle al exmandatario una candidatura plurinominal al Senado de la República por 50 millones de pesos.
Para tristeza de Amadeo, el negocio se frustró.
Por otra parte, se cuenta que en julio de 2010 Espinosa Ramos armó a un grupo guerrillero de Villahermosa, Tabasco, para incendiar las instalaciones del Ayuntamiento de Palenque. El objetivo era presionar a las autoridades para que liberaran a Alfredo Cruz Guzmán, su amigo, quien había sido detenido por el delito de fraude, desvío de recursos públicos, lavado de dinero y presuntos nexos con el crimen organizado.
Amadeo dijo que Cruz Guzmán era inocente, un chivo expiatorio, aunque las investigaciones decían lo contrario.
EMBUSTERO
En estos días, Amadeo Espinosa Ramos se placea llevando el evangelio del segundo piso de la 4T. Él, que tiene una de las carreras políticas más reproblables, proclama que su partido y él mismo coadyuvarán al éxito de la Nueva ERA. Qué cínico.
Por un lado, toda su vida política ha sido un paracaidista del presupuesto. No le interesa la lucha por las causas sociales y el bien común. Él va por el vil lucro.
Por otro, intentó por todos los medios que la candidatura de la alianza “Sigamos haciendo historia” cayera en Roberto Albores Gleason, priista al que apoyó, impulsó y se alió en cierto momento contra el proyecto de Eduardo Ramírez Aguilar.
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