*Expertos ven el nombramiento del exboina verde como parte de la dura política antidrogas de Donald Trump. Aún no llega a México y ya tiene una encomienda: detener los flujos ilegales de fentanilo.
Lidia Arista
Ciudad de México, 11 DIC.-La nominación de Donald Trump para que Ronald Johnson, con experiencia en las Fuerzas Armadas y 20 años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA), sea su embajador en México es muestra de que para su administración será clave la seguridad nacional, por lo que quiere un representante que defienda los intereses de su gestión y presione al gobierno mexicano en la lucha contra cárteles y fentanilo, consideran expertos.
“Juntos, vamos a poner fin a los crímenes de los migrantes, detener los flujos ilegales de fentanilo y otras drogas peligrosas a nuestro país, y hacer a Estados Unidos seguro otra vez”, escribió Trump en su red social al anunciar a quien representara a su gobierno en tierras mexicanas.
José María Ramos, profesor de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), explica que Ronald Johnson tiene una encomienda clara: contribuir al combate a cárteles, fentanilo y migración.
“El nombramiento se enmarca en toda una política de fortalecimiento para mayor seguridad, de control contra los grupos delictivos y fortalecer el combate del fentanilo, además de la migración”, explica en entrevista.
Ronald Johnson se sumará a un equipo de próximos funcionarios que apoyan una política migratoria y antidrogas restrictiva y que lo componen Marco Rubio, futuro secretario de Estado; Kristi Noem, próxima secretaria de Seguridad Nacional; Mike Waltz, asesor de Seguridad Nacional; Tom Homan, el próximo “zar de la frontera”, y Stephen Miller, el futuro jefe adjunto de gabinete.
El perfil del próximo embajador contrasta con el de diplomáticos tradicionales que solían ser enviados a México, entre ellos, Christopher Landau o Roberta Jacobson, quienes eran abogados.
Norma Soto Castañeda, catedrática de la Universidad La Salle, considera que el perfil del nuevo embajador se explicaría por la misión que representa México.
“Toda la línea de embajadores norteamericanos que hemos tenido en México, han tenido otro perfil. Sin embargo, ahora, con este proceso que está viviendo México, de mucha inseguridad, de enfrentamiento entre cárteles, ha tomado la decisión de traer a Ronald Johnson, que es una figura fuerte, que estuvo en El Salvador, trabajó de manera directa con (Nayib) Bukele. Entonces tienen una línea de acción más dura, más rígida, sin contemplación, con decisiones fuertes, firmes, claras y efectivas”, destaca.
El nombramiento de Ronald Johnson fue sorpresivo. Hasta antes del martes 10, se mencionaba a Kari Lake, y Christopher Landau, exembajador en México en el primer periodo de Trump.
Ramos recuerda que el nombramiento solo es muestra de que la administración Trump quiere alinear “sus prioridades de seguridad nacional con la diplomacia internacional”.
“Los actores del área de seguridad fronteriza tienen un perfil muy crítico, muy proactivo, tienen mucho expertise, en cambio Landau, pues es mucho más conciliador”, considera.
Un diplomático de resultados
En el primer mandato de Trump, Johnson tuvo como encomienda reducir el impacto de la delincuencia organizada y los flujos migratorios en El Salvador. Ahora tiene asignada otra labor compleja: ser representante en un país donde se tiene rispideces derivado de amenazas y desencuentros desde Estados Unidos.
Una primera misión es lograr cooperación con la presidenta de México, quien por la mañana aseguró que ante el nuevo embajador y cualquier otro diplomático, defenderá la soberanía nacional.
“Con este embajador o con otros vamos a defender nuestra soberanía, nuestra condición de igualdad, y vamos a colaborar y a cooperar en todo lo que se requiera, pero siempre en interés del pueblo de México y de la nación”, dijo la presidenta este 11 de diciembre.
Trump espera que Johnson de resultados. Desde México, pude optarse por la colaboración frente a problemáticas, principalmente en materia de seguridad.
“Puede ser un nombramiento adecuado, México lo necesita ya de manera urgente. Ya no podemos seguir viviendo con estas olas de inseguridad. Culiacán, como está, el turismo ha bajado, la situación económica también, muchas poblados se están quedando solos, entonces las acciones tienen que ser drásticas, pero efectivas”, agrega Norma Soto.
Del perfil del nuevo embajador destaca que trabajó con la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y en el Ejército de los Estados Unidos como Boina Verde. Es un perfil que comprende las dinámicas locales y regionales.
La relación entre México y Estados Unidos en la era Trump no arranca de la mejor manera, sin embargo, es indispensable que se establezca la coordinación en materia de seguridad, migración, tráfico de drogas, combate a cárteles.
Ramos recuerda que pese al discurso, a México no le ha ido mal cuando un republicano está en la Presidencia de Estados Unidos.
“Los principales acuerdos comerciales han sido con los republicanos. El TLCAN, en 1994, cumplimos 30 años. La renovación con el T-MEC, con el propio presidente Trump y toda la modernización de infraestructura fronteriza del lado de Estados Unidos ha sido con gobiernos republicanos...si México logra entender el pragmatismo de los republicanos con toda su diversidad, México puede seguir teniendo beneficios, oportunidades, aunque el reto es la polarización”, agrega.
Aún falta que el nombramiento de Ronald Johnson sea oficial y avalado por el Senado de Estados Unidos, sin embargo, en México, Ken Salazar ya se ha ofrecido a ayudarlo, y de paso ha deseado que tenga cariño por México.
“No lo conozco y no quiero comentar, lo que quiero es el éxito de los Estados Unidos y México, y eso voy a esperar que pase. No lo conozco, pero yo siempre estaré dispuesto a ayudar en la forma que pueda”, comentó este miércoles.