Feria Internacional del Libro de Oaxaca

Nadia Altamirano / Noticias 

Foto: Mario Jiménez Leyva 

La primera noche de actividades en la 37 edición de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca se ensombreció con "Procesos de la noche", una obra dolorosa por la realidad que retrata: el desollamiento de Julio César Mondragón, estudiante de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.

Para la escritora y prologuista de la obra, Elena Poniatowska, la autora Diana del Ángel jamás debió escribir este libro que “nos golpea” al documentar un desollamiento que sólo refleja locura, barbarie, salvajismo y monstruosidad del país que lo practica.

Frente a Marisa Mendoza, normalista rural y esposa del joven estudiante cuyo cuerpo fue exhibido en una calle de Iguala el 26 de septiembre de 2014, Elena Poniatowska se preguntó qué tuvo que ocurrir para que Diana del Ángel escribiera sobre un “suceso atroz que finalmente nos concierne a todos”.

La autora de La noche de Tlatelolco, otro momento trágico de la historia del país, opinó que las 200 páginas de Procesos de la noche “combina crónica y ensayo en una apuesta a la memoria y a la solidaridad”.

Calificó la fecha en que murió Julio Cesar y desaparecieron 43 normalistas como “una de las noches más negras de nuestra historia reciente” en México, un país que se ha convertido en un “dantesco infierno”.

¿Qué escribió?

Para la poeta, ensayista y defensora de derechos humanos Diana del Ángel, quien pudo concluir y publicar Procesos de la noche al ganar la primera edición de la Residencia de Creación Literaria Ventura+Almadía, consta de 22 crónicas.

Son esas crónicas las que relatan lo que ocurrió con el cuerpo de Julio Mondragón desde que fue abandonado en una calle de Iguala y toda la información que peritos extrajeron de su cuerpo y asentaron en dos necropsias.

Incluye también la reconstrucción del rostro de Julio Mondragón con 22 partes hechas con entrevistas y testimonios de familiares y amigos de él sobre cómo era en vida.

Diana del Ángel reconoció en Marisa Mendoza la entereza para impulsar una lucha jurídica y forense, a la par de que es normalista y educa a su hija que tenía meses de nacida cuando torturaron a Julio Mondrágon hasta matarlo, como reflejan las 64 fracturas en su cuerpo.

Sin ficción

Así, permitió que Marisa Mendoza hablara de una realidad que no necesita ficción para conmover ni horrorizar: un proceso revictimizante lleno de tristeza y coraje para confirmar que el cuerpo de Julio César apareció sin un rostro que le desprendieron en vida, como parte de una brutal tortura.

Marisa Mendoza hizo que quienes le escuchaban contar la historia que fue la materia prima para que Diana del Ángel documentara el horror de la realidad, se levantaran del foro principal de la Feria Internacional del Libro y contaran del 1 al 43, en memoria de los desaparecidos de Ayotzinapan por quienes la justicia está en deuda.