Nuevo estudio

Un nuevo estudio halla que ciertas personas son verdaderos «imanes de mosquitos», y probablemente tiene que ver con su olor corporal.

Las personas más atractivas para los mosquitos producen una gran cantidad de ciertas sustancias químicas en la piel que afectan su olor. Mala noticia para esta gente: los chupasangres son leales a sus favoritos.

«Si tienes altos niveles de esta sustancia en tu piel, serás el blanco de todas las picaduras en la salida al campo», dijo la autora del estudio, Leslie Vosshall, neurobióloga de la Universidad Rockefeller de Nueva York.

Hay muchos mitos acerca de quién recibe la mayor cantidad de picaduras, pero muchas teorías no están respaldadas por la evidencia, dijo Vosshall.

Para poner a prueba la atracción, las investigadoras diseñaron un experimento donde los olores corporales de las personas compiten entre ellos, explicó la autora María Elena de Obadía. El estudio apareció el martes en la revista científica Cell.

Pidieron a 64 voluntarios de la universidad que se envolvieran los antebrazos con medias de nylon hasta quedar impregnadas de sus olores. Colocaron las medias impregnadas a lo largo de un tubo y luego soltaron a una gran cantidad de mosquitos.

«Iban en enjambre a las más atractivas», dijo de Obadía. «Saltó a la luz muy rápidamente».

Los científicos montaron una competencia de todos contra todos, y la diferencia fue notable: el imán mayor era 100 veces más atractivo que el último.

La especie utilizada fue el Aedes aegypti, el mosquito que transmite enfermedades como la fiebre amarilla, el zika y el dengue. Vosshall dijo que cabría esperar un resultado similar con otras especies, pero que necesita seguir investigando para confirmarlo.

Al ensayar con las mismas personas a lo largo de varios años, el estudio demostró que las grandes diferencias persisten, dijo Matt DeGennaro, especialista en neurogenética de la Universidad Internacional de Florida, quien no participó del trabajo.

Las investigadoras hallaron un factor común en los favoritos: los imanes de mosquitos tenían altos niveles de ciertos ácidos en la piel. Estas «moléculas grasas» son parte de la capa humectante normal de la piel, y cada individuo las produce en distintas cantidades, dijo Vosshall. Las bacterias sanas que viven en la piel se alimentan de esos ácidos y producen en parte nuestro olor, añadió.

Con información de EL INFORMADOR