Asegura Guillermo Acero Bustamante

Adolfo Abosaid

La emergencia sanitaria que ha originado la pandemia por el Covid-19 se ha convertido con el paso de los meses en una crisis económica, la cual traerá como consecuencia que las finanzas en Chiapas tardarán unos 15 años más en reponerse, tomando en cuenta las afectaciones anteriores que ya tenía la entidad, estimó Guillermo Acero Bustamante, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac).

Calculó que en la parte restaurantera el virus provocará (a lo largo de 12 meses) una pérdida económica superior a los tres mil millones de pesos; hasta el momento, se reportan afectaciones por el orden de los 500 millones de pesos, producto de las alteraciones en las actividades habituales.

En su opinión, el tema del coronavirus ha dejado afectaciones más grandes que las provocadas por el terremoto de 2017, los constantes bloqueos carreteros que encabezan organizaciones sociales o el paro de labores (por más de cuatro meses) que realizó el magisterio en el 2016, cuando se inconformaron por la implementación de la reforma educativa.

“Como economía chiapaneca veníamos de una recesión, muchos restaurantes estaban mal, muchas unidades económicas estaban sobreviviendo por las problemáticas que hemos tenido en el estado, por la corrupción y falta de proyectos productivos”, complementó.

Recordó que otra de las emergencias sanitarias que pegó a todos los empresarios fue la influenza; los daños provocados en más de dos semanas en el país, trajeron como consecuencia que el gremio recupera su economía en siete años.

El daño económico que provocará el Covid-19 en Chiapas (y que se reflejará en un año), será la caída del Producto Interno Bruto (PIB) local de entre un 10 y 13 por ciento, es decir, hasta el mes de mayo ya no se generaron 30 mil millones de pesos, cantidad que incluye a todas las actividades en el estado.

Sobre el regreso de la nueva normalidad, que implicaría la firma de cartas de compromiso y de verificación, comentó que las decisiones del sector empresarial no estarán basadas en sólo aceptar un documento, las acciones se estarán tomando dependiendo del color del semáforo que muestre Chiapas.

Con antelación, el sector restaurantero se preparó para la reanudación del servicio completo (a domicilio y con comensales) a través del programa que ellos llamaron “Mesa Segura”; consiste en el uso de cubrebocas para el personal y los clientes que ingresen al establecimiento; los empleados tendrán caretas, habrá un tapete sanitizante y también se respetará la sana distancia en las mesas, sumado a la toma de temperatura, y el levantamiento de pedidos se dará a través del escaneo de un código para tener al alcance la carta pero de forma digital.

Conservando las medidas que, con anterioridad dio a conocer la Secretaría de Salud, remarcó, también se permitirá el ingreso de infantes (acompañados de personas adultas) o de mujeres embarazadas.

Acero Bustamante consideró que, si las condiciones sanitarias lo permiten, en el mes de julio comenzarían las actividades habituales, aunque los empresarios regresarán bajo un problema económico considerable, ya que esta pandemia fue mortal para muchas empresas y otras las dejó en “terapia intensiva”.

Dependiendo del color que vaya mostrando Chiapas, será el número de comensales que se permitan a comedor, debido a que cada negocio tiene un punto de equilibrio distinto; el margen de inicio sería un 30 por ciento de aforo.