Sr. López || Columna

La Feria || Sr. López

*** ¡Otra vez arroz! 

Ya viuda, tía Elenita decía que de los 53 años que estuvo casada, fue infeliz un año y muy infeliz los demás. Contaba la abuela Virgen (la de los siete embarazos), que los papás de la tía y toda su familia se oponían a su boda, que le contaron con detalles y testigos, las bellaquerías de su futuro esposo y que cuando su papá la entregó al pie del altar, dijo con voz que resonó en todo el templo: -Échate para atrás, estás a tiempo –pero ella dijo “sí, padre” y vivió un viacrucis. Ya fiambre el tal ese, ella alegaba: -Me casé engañada -¡dioses!
No aflojan los predicadores del fraude electoral del 2 de junio pasado. Se presentan “estudios” que “prueban” que doña Sheinbaum, Morena & Asociados, hubieran perdido las elecciones si tal o cual cosa, sin aportar prueba ninguna. Así no se puede… y se cargan al INE.
Otros sostienen (con razón), la ilegítima precampaña que arrancó desde julio del 2021, con toda la maquinaria del gobierno federal y el dinero del erario (el de todos), apoyando a doña Sheinbaum. Cierto. Precampaña y campaña ilegítimas por la franca intervención ilícita del todavía Presidente y su maquinaria electoral gubernamental. Y ganaron, a la mala pero legalito, a ver si lo vamos distinguiendo… y aceptando.
Al mismo tiempo, pocos, casi nadie, reclaman a los partidos opositores su larga, larguísima inacción culposa (¿dolosa?), y su tibio apoyo a Xóchitl Gálvez: son actores primerísimos de esta derrota y sí, le fallaron a la ciudadanía (para ni mencionar al esquirol Movimiento Ciudadano). Y muy muy importante y a tomarse en cuenta, de parte del electorado también hay responsabilidad: no se tomaron la molestia de salir a votar 38 millones 353 mil, casi el 40% del listado nominal, en tanto que por doña Sheinbaum votaron casi 36 millones. Saque sus conclusiones. Lo demás es música de viento.
Bueno, a lo de ayer: el señor ese que por sus pistolas se fue a vivir a Palacio Nacional, insistió: “Si esa institución (la Guardia Nacional) se deja como pasó con la Policía Federal, en Gobernación, en la Secretaría de Seguridad Pública, se va a echar a perder (…) lo que se busca desde el principio es que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Sedena, como el Ejército, como la Fuerza Aérea, una rama, así está en España, en Francia y otros países”.
El señor debe pensar que el uniforme militar tiene efectos mágicos y endereza al que lo porta. No es así. Hay militares corruptos. ¿Por qué?, porque son humanos y porque en México son intocables; cuando se sabe de alguna marcial ratería, nunca pasa nada. Y en este sexenio eso es de pronóstico reservado.
Otra otra cosa es la afirmación del gratuitamente hospedado en Palacio, de que “en España, en Francia y otros países”, la policía es parte de las fuerzas armadas: no es cierto: la seguridad pública en España y en Francia está a cargo de cuerpos civiles.
En España, la Policía Nacional depende del Ministerio de Interior; incluye la Policía Judicial, Preventiva, de Tránsito y Fuerzas Especiales. Aparte tienen las policías Portuaria, Ferroviaria, Científica, de Fronteras, Autonómicas, Locales y el Cuerpo Nacional de Policía (su policía secreta), todas civiles. Sí tienen una fuerza policiaca militariza (una), la Guardia Civil, que se encarga de la vigilancia de carreteras y fronteras y básicamente, de las áreas rurales (en casos concretos en ciudades). Es muy diferente a lo que afirmó el aún alojado en Palacio nacional. Muy diferente.
En Francia, la Policía Nacional (antes ‘Sûreté Nationale’), es un cuerpo civil responsable de la seguridad pública en las áreas urbanas; y la Gendarmería Nacional sí es un cuerpo militarizado, responsable de la seguridad en zonas rurales, suburbanas y de las misiones militares en los países donde se desplieguen las Fuerzas Armadas francesas. O sea: tampoco es cierto que su policía sea militar.
También dijo “y en otros países”. Ahí no mintió. Toma este menda los datos del artículo ‘Seguridad pública en el mundo: ¿quién está al mando?’, de Víctor Manuel Sánchez Valdés (revista Nexos, 7 de enero de 2019).
Tienen policía militarizada países muy destacados y dignos de tomarse como ejemplos: Colombia, Arabia Saudita, Corea del Norte, Tailandia, Yemen, Angola, Nicaragua, Camboya, Kazajstán, Eritrea, Irán, Chad, Siria y otros. Que alguien le advierta a doña Sheinbaum (no al todavía Presidente, es perder el tiempo, no oye, es de palo).
Tal vez el señor que bien haría en ir empacando, piense en Italia o Chile, con sus Carabineros, pero en esos países no son tontos y la seguridad pública, la que cuida de la gente común, está a cargo de cuerpos policíacos civiles.
Si es usted curioso, cheque el portal de la Interpol: de 200 países, en 134 la policía es civil; en 16 países, la seguridad pública depende básicamente de cuerpos civiles apoyados por cuerpos militares (como lo ya dicho en España y Francia); hay otros 17 países con policía civil y militar (que actúan en simultáneo); y 33 con policía militar, el 16.5% de los países del mundo. Por cierto, desde hace al menos dos décadas, países que tienen fuerzas civiles y militares, concurrentes en seguridad pública, están reformando sus leyes para conservar solo las civiles (por ejemplo Austria, Bélgica, El Salvador, Guatemala, Luxemburgo, Serbia y Ucrania); acá vamos al revés y por la hilarante excusa de que así tendremos policías incorruptibles.
Otro dato muy interesante es que los países con cuerpos policiacos militares, como el modelo que empuja el Cuatrotero Mayor, y apoya doña Sheinbaum, resultan ser los peor calificados en una cosa que a lo mejor le suena a usted: democracia. Doce de los 20 países peor calificados en democracia, según la Democracy Index de la revista The Economist, resultan tener con mando militar a sus fuerzas de seguridad pública. Ha de ser casualidad esa coincidencia.
Ayer, doña Sheinbaum, dijo que no es militarización meter a la Guardia Nacional en el ejército. ¡Híjole!, eso es copiar el modo de negar la realidad de su mentor. ¡Otra vez arroz!